24 may 2018

Barbara Ehrenreich: los "trabajadores pobres"

Bárbara Ehrenreich, nacida en Montana en 1941, es una ensayista y activista social estadounidense. Vive en Nueva York, es madre de dos hijos y ejerce de abuela y de activista social. Es también una de las ensayistas más reconocidas de su país: ha escrito 25 libros que analizan temas tan variados como el feminismo (Por tu propio bien, Ed. Capital Swing), las pésimas condiciones laborales de las clases más pobres de Estados Unidos (Por cuatro duros, RBA) y la antropología de las celebraciones (Una historia de la alegría, Paidós). Ha colaborado también en algunos de los medios más prestigiosos de su país, como The New York Times y Time Magazine.
Ehrenreich obtuvo un doctorado en biología, tras lo cual  comenzó a involucrarse en la política. Pertenece al Partido socialdemócrata de América.
 La ensayista y activista social Barbara Ehrenreich, en Barcelona.

Su libro, Nickel and Dimed (2002), recoge sus experiencias en trabajos poco remunerados, como parte de un trabajo de investigación sobre las condiciones laborales de las clases pobres de Estados Unidos. Se tradujo al castellano con el título Por cuatro duros. Cómo (no) apañárselas en Estados Unidos (RBA, 2003) 

En el siguiente vídeo (con subtítulos en inglés), Ehrenreich comenta su experiencia como trabajadora pobre en la redacción de su libro "Por cuatro duros":



En una entrevista en La Vanguardia, Ehrenreich comentaba respecto a este libro:
 Cuando ocurrieron los atentados del 11-S, usted iba a dar una charla sobre el aumento de la pobreza en su país…
Sí, había escrito Por cuatro duros, basado en mis experiencias como trabajadora en la base. Descubrí un mundo en el que la gente gana salarios miserables, trabaja sin seguro médico, sin beneficios y en empleos físicamente muy exigentes. ¡Descubrí, por ejemplo, que hay cajeras a las que no se les permite ir al baño durante su turno y tienen que llevar pañales! Pero son empleos también mentalmente exigentes: hay trabajos en comercios en los que, aunque no se da ningún tipo de formación a los empleados, estos tienen que recordar la ubicación exacta de los centenares de productos que se venden. Y, cuando la han asimilado, sus managers, no sé por qué razón, los cambian de sitio sin avisarles. Tras mi experiencia llegué a la conclusión de que no voy a usar el término “trabajador no cualificado” nunca más.

¿Estas malas condiciones han empeorado en los últimos años?
Sí, por supuesto, porque los sueldos han bajado. Parte del crecimiento de la pobreza en nuestro país es debido al paro y a los sueldos miserables. Dijeron que el 11-S nos unió a todos (¡de nuevo el pensamiento positivo!), pero las consecuencias de los ataques y de la guerra con Iraq tuvieron un efecto inmediato en los americanos que vivían en la línea de la pobreza. Se recortaron programas sociales y se reducen programas asistenciales. En vez de ayudarlos, nos estamos convirtiendo en una sociedad que persigue a los pobres.
 Contra esa idea actual del pensamiento positivo obligatorio, argumenta Barbara Ehrenreich en su libro "Sonríe o muere". Una de las trampas del pensamiento positivo es que anula el sentimiento de colectividad. "Si le dices a la gente que cualquier cosa que le pase es culpa suya y que eviten a cualquiera que es un perdedor o un quejica, realmente estás previniendo cualquier tipo de crítica organizada o de resistencia". Aquí os dejo un vídeo animado donde lo comenta:




Un film donde se refleja bien la aplicación de esta mentalidad "positiva" en el mundo empresarial es "Up in the air". Os dejo unas secuencias:


Comentario crítico del film en http://rtve.es/v/674654

Por último, por si queréis saber más sobre si "sonreír o morir" os dejo una conferencia (subtitulada) que Ehrenreich impartió en Zaragoza en 2011.

22 may 2018

Owen Jones: Chavs. La demonización de la clase trabajadora


    Si nos deshiciéramos de todos los limpiadores, basureros, conductoras de autobuses, cajeros de supermercado y secretarias, por ejemplo, la sociedad se detendría en seco. En cambio, si al despertar una mañana descubriéramos que hubiesen desaparecido todos los muy bien pagados ejecutivos publicitarios, consultores empresariales y directores de capital riesgo, la sociedad seguiría funcionando como antes; en muchos casos, probablemente un poco mejor. Conque, para empezar, los trabajadores necesitan reclamar un sentimiento de orgullo y valor social (el personal de limpieza de hospital, por ejemplo, que cobra el salario mínimo, genera diez veces el valor que se le paga). Hacerlo supondría un gran paso adelante para reivindicar que los sueldos y las condiciones de los trabajos mal pagados deben mejorarse a fin de reflejar la importancia que tienen en la vida de todos nosotros.
     Pero estas mejoras deben ir más allá de los sueldos y condiciones laborales. Debería evitar la alienación que sienten muchos trabajadores y trabajadoras (el tedio y aburrimiento que a menudo acarrea el trabajo rutinario); debería darles control y poder respecto a la organización y finalidad del trabajo (orientado a satisfacer las verdaderas necesidades de la gente más que el beneficio privado). Recuperar el orgullo de pertenencia a la clase obrera significa la valoración de la experiencia en el trabajo y la idea de de que la acción colectiva puede ayudar a mejorar nuestras vidas. Acabar con la demonización de la clase obrera, como una condición de la que hay que escapar (evitando ciertos trabajos en lugar de dignificarlos) permitiría terminar con la glorificación de los ricos como “creadores de riqueza” y “emprendedores” (basada en la falsa “igualdad de oportunidades” y la supuesta recompensa del talento y el esfuerzo). Es importante reconocer la importancia económica y política de los trabajadores y trabajadoras en la sociedad, en lugar de una colección de individuos o “emprendedores” compitiendo entre sí por sus propios intereses. Y ello es posible fomentando un sentimiento de comunidad, pertenencia y orgullo por el trabajo; evitando enfrentar a los trabajadores entre sí o con la población inmigrante, pues son las políticas sociales las que deberían provocar el rechazo social, y no los que demandan un empleo para vivir dignamente.
Owen Jones, Chavs. La demonización de la clase trabajadora (2011)
 Jones nació en Sheffield(Inglaterra) en 1984. ​ Es hijo de un sindicalista y trabajador de la autoridad local y una profesora. Estudió historia antes de convertirse en periodista y escritor. Ha desempeñado labores de investigación y ejerció como sindicalista.​ Se define como feminista​, humanista y republicano.

 “Vivimos en una era de reacción y derrota”, se lamenta este activista cuyo objetivo esencial es “recuperar una voz para la clase obrera, aquella que hace tres décadas trabajaba en la mina, las fábricas y los muelles y que hoy lo hace en supermercados, call centers o cafés” por sueldos de risa. La mayoría pertenecen a su generación y ya no son un colectivo organizado como antaño (...). Ahí se manifiesta el hijo de un matrimonio de sindicalistas, con carné del Partido Laborista desde los 15 años, a pesar de la “traición” que ha supuesto el viraje de este partido hacia la derecha. ¿No cree que muchos jóvenes consideran a los sindicatos una antigualla de la era pretecnológica? Responde con otra pregunta: “¿Por qué es anticuado querer que los trabajadores se unan y se apoyen?” (Fuente: El País)

"Owen Jones se dio a conocer al gran público con la publicación de su primer libro Chavs: la demonización de la clase obrera, ​ en 2011, donde denunciaba el estereotipo negativo al que ha sido reducida la clase obrera por parte de la élite política y los medios de comunicación, aparatos ideológicos que han intentado condenar a la clase trabajadora a costa del mito del mérito individual. «Chav» es un vocablo inglés que hace referencia a personas de clases humildes y a menudo jóvenes, muy de moda en cuanto a su utilización cuando Jones escribió su obra. Según precisa en la introducción del libro, el momento en el que fue consciente de esta situación fue cuando, en una reunión de amigos, escuchó: «Qué lástima que cierre Woolworth's. ¿Dónde van a comprar todos los chavs sus regalos navideños?». ​ Esta frase, emitida en un ambiente progresista de jóvenes de clase media, fue considerada por el autor como un ejemplo de hasta qué punto la demonización de la clase trabajadora había penetrado en gran parte de la sociedad británica desde tiempos del thatcherismo" (Fuente: wikipedia).

Años después de la publicación de este libro, en una entrevista (El diario.es), Owen Jones comentaba:
La demonización es inevitable en todas partes por las desigualdades. Si lo piensas, la desigualdad es irracional: el poder y la riqueza no deberían estar en manos de tan poca gente. La desigualdad se racionaliza y justifica con la idea de que los miembros de las élites merecen estar donde están porque son más listos y trabajan más, mientras que los que están por debajo merecen estar ahí porque son estúpidos y vagos. Cuanto más desigual es la sociedad, más necesitas demonizarla para justificarlo(...).
La destrucción de la idea de que no existe una clase obrera y que todos somos clase media es la clave. Esta idea, fomentada por políticos y periodistas de clase media, pulveriza el debate sobre las desigualdades, porque si no hay clases sociales, no hay nada que debatir. Se combina con la noción de que los que quedan fuera de la dominante clase media son los vagos y maleantes chavs que no quieren trabajar. Si unimos eso al aumento de pobreza y desigualdad y el cambio de discurso en el que se culpabiliza al trabajador, ya tenemos el discurso completo. 
Puedes leer en castellano los artículo de este escritor y columnista británico en el periódico digital eldiario.es.
El personaje Vicky Pollard, de la serie británica Little Britain refleja, según Jones, esta imagen despectiva de la clase trabajadora en algunos medios de comunicación:
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Vicky Pollard.

En el siguiente vídeo, Jordi Évole entrevista en Salvados al escritor británico Owen Jones, quien explica cómo se ha desprestigiado a la clase obrera desde los medios de comunicación.

La filosofía: "jugar en serio"

 Platón considera la actividad filosófica como "jugar en serio": tomar en serio cuestiones que generalmente ignoramos (o que consi...