El 30 de enero del año 2003, los dirigentes europeos Tony Blair, Jose Mª Aznar y Silvio Berlusconi publicaron en la prensa internacional un artículo en apoyo a la decisión del gobierno de Bush de atacar Irak. Días más tarde, dos expertos en la investigación para la paz, Mariano Aguirre y José Manuel Pureza contestaban a las medias verdades y falacias del artículo anterior con el texto ¿Quién rompe la unidad europea?, aparecido en El País el 8 de febrero de 2003.
Te propongo leer con atención ambos artículos y comentar algunos de los falsos argumentos, olvidos y medias verdades que Aguirre y Pureza denunciaban en su artículo. Intenta relacionar algunos de los falsos argumentos denunciados en el artículo con el modelo de falacia al que corresponden:
1. “O paramos a Sadam Husein o se romperá la unidad de los países occidentales (obviando las diferencias dentro de éstos)”
2, “Si Sadam confiesa, es culpable, y si no confiesa, es culpable porque no lo hace. Si se encuentran armas, merece ser castigado; si no se las encuentra, es porque las tiene escondidas. Pero, si colabora, no alcanza, porque, dice Blair, "tiene que decirles a los inspectores dónde tiene las armas".
3. “Sadam Husein tiene armas nucleares que luego son químicas que en realidad son biológicas que en verdad nadie encuentra”.
4. "Europa y América deben permanecer unidas (en la guerra contra Irak)". Es "vital que preservemos la unidad y cohesión" (¿unidad para seguir las directrices de unos pocos gobernantes?).
5. “Cuando el jefe de los inspectores de la ONU, Hans Blix, afirma que Irak no hace todo lo que debiese pero que ha colaborado y no se ha encontrado nada, muchos medios le hacen eco a la Casa Blanca quedándose sólo con la primera parte de lo dicho”.
6. Unos pocos gobernantes afirman tener pruebas de que Sadam Husein tiene armas nucleares, pero no las muestran. Sólo señalan que en su defensa de la paz y seguridad mundiales, en nombre de la responsabilidad, deben tomar la decisión de atacar, aunque esté en contra de la opinión de las mayorías de los ciudadanos.
7. “¿Cuál es el próximo Gobierno con armas nucleares al que atacarán?, ¿el de Ariel Sharon o el de Pakistán?… ¿Y dónde están las tropas que espera la ONU desde hace meses para imponer la paz en la República Democrática de Congo?”
a) Falacia circular o de petición de principio: la proposición que tiene que ser probada se incluye implícita o explícitamente entre las premisas.
b) Falacia del falso dilema.
c) Imprecisiones terminológicas o conceptuales: ¿gobiernos o sociedades?, ¿quiénes promueven realmente la guerra?
d) Omisión selectiva de información que apunta en contra de la propia posición. Se selecciona aquella parte de la información que apoya las propias posiciones y se ignora las que la cuestionan.
e) Falacia ad hoc: modificar los supuestos originales para justificar una decisión ya tomada.
f) Discursos de "doble rasero" (los argumentos se aplican dependiendo si se trata de países aliados o enemigos).
g) La verdad secreta del poder: qué se puede decir y qué no se puede decir a los ciudadanos.
Entre las falacias periodístico-políticas más frecuentes podemos encontrar:
- Aislar los acontecimientos de su contexto histórico.
- Cambiar el nombre a los hechos ("acciones de pacificación", en lugar de guerra).
- Usar imágenes con alto contenido emocional (y poca información).
- Limitar el debate a las opciones "responsables".
- Colocar los puntos de vista disidentes en posiciones que puedan ser trivializados.
- Personificar realidades complejas (Irak=Sadam).
- Transformar personas en objetos o conceptos (deshumanizando a las víctimas convirtiéndolas en "daños colaterales").
- Ofreciendo soluciones para problemas que no se producen en realidad, mostrando esta ausencia de problemas como prueba de la efectividad de la solución propuesta. (Argumento utilizado, por ejemplo, en campañas de comunicación a favor del aumento del gasto de defensa).
El lingüista George Lakoff escribió un artículo titulado "La metáfora en política. Carta abierta a internet 1991)" en la que intenta mostrar dónde se esconden las metáforas en el pensamiento político en torno a la guerra del Golfo.
El profesor Norman Birnbaum también replicó al mismo artículo del principio de esta entrada en "Carta abierta a los primeros ministros desde EEUU". En ella denunciaba la confusión entre "solidaridad con los gobiernos" y "solidaridad con los pueblos", el valor de las pruebas en la argumentación o el hecho de que "si repites mucho una mentira se puede convertir en certeza" (ad nauseam).
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