"Todos los hombres y todas las mujeres son filósofos; o, permítasenos decir, si ellos no son conscientes de tener problemas filosóficos, tienen en cualquier caso, prejuicios filosóficos. La mayor parte de estos prejuicios son teorías que inconscientemente dan por sentados o que han absorbido de su ambiente intelectual o de su tradición...
Una justificación de la existencia de la filosofía profesional residen en el hecho de que los hombres necesitaban que hubiera quien examinase críticamente estas extendidas e influyentes teorías"
K. Popper, "La lechuza de Minerva".
La idea central de este fragmento del filósofo vienés Karl Popper es subrayar el carácter esencialmente humano de la actividad filosófica, aunque ésta -como actividad crítica y reflexiva- no siempre se hace consciente ni se lleva a la práctica. Como ya vimos, Aristóteles ya señalaba que los seres humanos aspiramos a vivir con lucidez, con conocimiento. Así, cuando decimos a alguien eso de "tómate las cosas con filosofía" le estamos animando a tomarse tiempo para pensar y reflexionar sobre lo que le preocupa, a no acudir ciegamente a las respuestas más comunes o que están más a mano, que busquen alternativas o, simplemente, que estudie bien el problema (quizás la solución esté en replantearlo mejor o ver que no tiene sentido).
Nacemos y nos educamos en un ambiente social y cultural que nos trasmite e inculca muchos conocimientos, pero también algunos prejuicios (ideas preconcebidas que aceptamos sin cuestionar o cuyo cuestionamiento se considera censurable o "sensible"); prejuicios que se percibieron, en su época, como verdades científicas y objetivas: la natural superioridad de una raza sobre las demás, o del hombre sobre la mujer, el poder divino de los monarcas, la existencia de "guerras justas", la identificación de bienestar con consumo...
Cuando nos enfrentamos con la reflexión a estos prejuicios surge realmente la actitud filosófica: somos conscientes de tener problemas filosóficos. Lo que antes eran respuestas claras y tranquilizadoras sobre muchos temas se transforman ahora en interrogantes que nos desasosiegan. Vivir entre preguntas nos aviva la curiosidad y la búsqueda de lucidez y conocimiento; vivir entre respuestas establecidas y cerradas sólo nos hace más obedientes y resignados, es vivir una vida impuesta.
Hablamos aquí de una concepción de la filosofía como una actividad, un modo de vivir y enfrentar sus interrogantes (la felicidad, la libertad, la muerte, el dolor, el conocimiento...); aunque también la filosofía contiene un campo de conocimientos y conceptos que se han ido desarrollando en la historia del pensamiento. A lo largo de la historia, la filosofía fue la ciencia primera, la que estudia los principios y fundamentos de todo conocimiento humano, sus presupuestos básicos. De ahí el símbolo de la lechuza que también aparece en el título del libro de Popper: la lechuza es un ave nocturna, levanta el vuelo al atardecer en busca de sus presas; así la filosofía reflexiona y trabaja críticamente sobre lo que aportan otras ciencias, comienza cuando éstas paran a descansar, cuestiona o analiza sus presupuestos éticos, políticos, ontológicos o metodológicos.
1 comentario:
Gracias :) me ha servido para mi tarea y entenderlo mejor
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