14 may 2015

La legitimidad del poder político: Origen divino.

Con el inicio de la Guerra Civil española (1936-1939), en la zona sublevada la Iglesia católica española apoyó con entusiasmo la "causa nacional" calificando la guerra como una "cruzada" o "guerra santa" en defensa de la religión, dando así al bando sublevado y a su jefe supremo el "Generalísimo" Franco una legitimidad religiosa de la que carecía al principio.
   La primera intervención del Papa de Roma sobre la España en guerra, producida a mediados de septiembre de 1936, empleaba un lenguaje bastante diferente al de los prelados españoles al reclamar el perdón, invocar la paz y aludir a las causas justas de las reivindicaciones sociales. Esta alocución no fue publicada en la España sublevada. En ese mismo mes el obispo Plá y Deniel, futuro primado, publicaría una pastoral, Las dos ciudades, muy expresiva de la visión habitual en la jerarquía eclesiástica y consistente en presentar la contienda, de acuerdo con los ideales de cruzada, como el resultado del enfrentamiento entre el Bien y el Mal:
"Ya no se ha tratado de una guerra civil, sino de una Cruzada por la religión y por la patria y por la civilización. Ya nadie podía tachar a la Iglesia de perturbadora del orden, que ni siquiera precariamente existía.»

Según el historiador Julián Casanova,  
"La victoria del ejército de Franco en la Guerra Civil, hace ahora 70 años, supuso el triunfo absoluto de la España católica. El catolicismo volvía a ser la religión oficial del Estado. Todas las medidas republicanas que la derecha y la Iglesia habían maldecido fueron derogadas. La Iglesia recuperó todos sus privilegios institucionales; algunos, de golpe y otros, de forma gradual. El 9 de noviembre de 1939, se restableció la financiación estatal del culto y del clero, abolida por la República. A la espera de un nuevo concordato, hubo acuerdos entre el régimen de Franco y el Vaticano -en 1941, 1946 y 1950- sobre la designación de obispos, los nombramientos eclesiásticos y el mantenimiento de los seminarios y las universidades dependientes de la Iglesia. Por fin, en agosto de 1953, 14 años después del fin oficial de la guerra, un nuevo concordato entre el Estado español y la Santa Sede reafirmaba la confesionalidad del Estado, proclamaba formalmente la unidad católica y reconocía a Franco el derecho de presentación de obispos".
Alegoría de Franco y la Cruzada. Pintura Mural. En abril de 1939, se celebraría un acto que puede considerarse como el punto de partida del nacional-catolicismo en la Iglesia madrileña de Santa Bárbara. En él Franco recibió la "espada de la victoria" de manos de Gomá, mientras pronunciaba unas palabras en las que describió a sus adversarios como los "enemigos de la verdad" religiosa.
Imagen de la antigua peseta con la efigie de Franco y el lema "Caudillo de España por la Gracia de Dios"


El respeto sagrado a los reyes.
[…] La persona de los reyes es sagrada, y cometer atentados contra ellos es un sacrilegio. Dios los ha hecho ungir por sus profetas con un ungüento sagrado, de la misma forma que hace ungir a los pontífices y hace consagrar los altares […]. Conviene, pues, respetar a los reyes como cosas sagradas, y quien no quiera ni protegerlos ni respetarlos, es digno de muerte […].
“Considera al príncipe en su gabinete. De allí parten órdenes que hacen marchar concertadamente a los magistrados y a los capitanes, a los ciudadanos y a los soldados, a las provincias y a los ejércitos de mar y tierra. Es la imagen del Dios, que sentado en su trono en lo más alto de los cielos hace marchar a toda naturaleza [.11. Ved a un pueblo inmenso reunido en una sola persona; ved este poder sagrado, paternal y absoluto; ved la razón secreta que gobierna todo el cuerpo del Estado encerrada en una sola cabeza: estáis viendo la imagen de Dios en los reyes y tenéis la idea de la majestad real.”
BOSSUET, J.B.: Política deducida de las propias palabras de la Sagrada Escritura, 1679.

Actividades:
- Comenta y valora la pastoral del cardenal Pla y Daniel y el carácter de "cruzada" que atribuía a la Guerra Civil.
- Comenta el texto de J. B. Bossuet y busca información sobre el autor para contextualizarlo.

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