Bióloga marina y zoóloga de formación, Rachel Carson comenzó a trabajar en 1935 en la Agencia de Pesca de Estados Unidos, encargándose de escribir textos para la radio y la prensa dedicados a promover el conocimiento de la vida marina. Y como se le daba bien escribir, fue frecuentando la publicación de artículos sobre estos temas en revistas, actividad que la llevó a publicar en 1941 su primer libro, Under the sea wind (1941). Diez años después llegó el segundo, The sea around us, que constituyó un gran éxito editorial, manteniéndose 86 semanas en el primer lugar de la lista de los libros más vendidos del New York Times.
Con el éxito literario, en 1952 Carson pudo abandonar su trabajo (era ya redactora jefe del Servicio de Pesca y Vida Silvestre de Estados Unidos) y dedicarse plenamente a la escritura. Gracias a ello, en 1962 llegó la obra por la que siempre será recordada, Silent Spring (Primavera silenciosa). En él, y basándose en estudios propios, junto a otros ajenos de muy diversas disciplinas, se enfrentó a uno de los problemas más graves que produjo la civilización en el siglo XX, problema que continuamos padeciendo: el de la contaminación que sufre la Tierra.
“Por primera vez en la historia del mundo -escribía en el capítulo 3 de su libro, significativamente titulado ‘Elixires de la muerte'- todo ser humano se halla ahora sometido al contacto con sustancias químicas peligrosas, desde su nacimiento hasta su muerte. Se han encontrado en peces en remotos lagos de montaña, en lombrices enterradas en el suelo, en los huevos de pájaros, y en el propio hombre, ya que estos productos químicos están ahora almacenados en los cuerpos de la vasta mayoría de los seres humanos. Aparecen en la leche materna y probablemente en los tejidos del niño que todavía no ha nacido”.
Aunque también se ocupaba de otros pesticidas, el centro de sus ataques fue el DDT (dicloro-difenil-tricloroetano), un producto que durante mucho tiempo, desde que el químico suizo Paul Hermann Müller lo sintetizase en 1936 (recibió el Premio Nobel de Medicina de 1948 por ello), se había utilizado con éxito para combatir a los insectos transmisores de enfermedades como el tifus, la malaria o la fiebre amarilla.
El que lo que en un tiempo fue bendición pueda terminar convirtiéndose en maldición, no es sino una de las posibles consecuencias del conocimiento (que siempre es incompleto), un hecho que nos indica que es preciso estar alerta. Y este “estar alerta” no incluye sólo las consecuencias negativas que pueden derivarse de un nuevo descubrimiento, sino que implica asimismo a elementos ajenos a la lógica científica, como bien ilustra el caso de Rachel Carson.
dicloro difenil tricloroetano (ddt) |
Conocedora la poderosa industria química estadounidense de las conclusiones a las que había llegado, gracias a unos avances del libro publicados en la revista New Yorker, y reconociendo el peligro que sus denuncias representaban para ellos, el lobby agroquímico intentó impedir su publicación presionando a la editorial, al igual que cuestionando los datos que incluía, la interpretación que se hacía de ellos y las credenciales científicas de la autora. Afortunadamente, no lograron su objetivo y Silent Spring se convirtió en un éxito de ventas (se vendieron medio millón de ejemplares), obligando a que se formase un Comité Asesor al Presidente para la utilización de pesticidas, e inspirando un movimiento mundial de preocupación por la conservación de la naturaleza. En 1969 se prohibió el uso
del DDT en el control de plagas agrícolas y para 1972 se prohibió su
uso al aire libre.
Aun así, y a pesar de que en 1992 un grupo de norteamericanos notables designase Silent Spring como el libro más influyente de los últimos cincuenta años, el empleo de pesticidas no disminuyó, aunque sí el empleo del DDT, actualmente prohibido. Pese a la publicación del libro de Carson, la utilización de pesticidas en la agricultura estadounidense continuó aumentando. En 1988, la Agencia de Protección del Medio Ambiente informaba que las aguas superficiales de 32 estados estaban contaminadas con 74 productos químicos agrícolas diferentes, incluyendo un herbicida, la atrazina, clasificado como cancerígeno potencial. Y es incluso peor: los compatriotas de Carson prohibieron algunos pesticidas en su patria, pero continuaron produciéndolos y exportándolos a otros países.
Un fragmento de este libro lo encontramos en Andrew Dobson (ed.), Pensamiento verde,
Trotta, Madrid, 1999 (Traducción de Óscar Ayala). Se trata de una
recopilación de textos elegidos para ilustrar los diversos principios
que conforman la política verde. Un pensamiento “verde” y no meramente
“conservacionista”, pues trata de las causas de los problemas
medioambientales en nuestras sociedades y de los cambios necesarios para
enfrentarnos a ellos.
A continuación puedes ver un pequeño vídeo sobre esta pionera del ecologismo norteamericano:
Fuentes: Fragmentos del artículo de José M. Sánchez Ron, El legado de Rachel Carson, El Cultural, 16/12/2016.
Fuentes: Fragmentos del artículo de José M. Sánchez Ron, El legado de Rachel Carson, El Cultural, 16/12/2016.
También https://culturacientifica.com/2017/12/04/historias-la-malaria-paul-muller-ddt-rachel-carson/
-https://elpais.com/ideas/2021-02-13/la-madre-del-ecologismo-moderno-salvo-a-los-petirrojos-del-ddt.html
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