Sin argumentación razonable no hay buena comunicación. Muchas disputas son desacuerdos aparentes que se resolverían usando un lenguaje claro, sin términos ambiguos ni malas interpretaciones de las razones del oponente. A continuación exponemos algunas normas de argumentación que deberían seguirse en los discursos críticos entre posiciones enfrentadas, orientadas a mejorar tanto la calidad argumentativa y las razones propias como a aumentar el esfuerzo por escuchar las razones del oponente y sus objeciones a fin de refinarlas (Montserrat Bordes, Las trampas de Circe, Cátedra, 2011):
1. Principio de caridad interpretativa: el argumento del oponente debe ser reconstruido en su versión más sólida y rigurosa, siempre que sea consistente con la intención original del mismo. Presupone la buena disponibilidad a escuchar los argumentos ajenos y a admitir al posibilidad de quizás la postura propia no es la correcta.
2. Principio de suspensión de juicio interpretativo (cuando no se cuenta con un argumento relevante y consistente).
3. Principio de relevancia argumentativa: los argumentos ofrecidos deben ser relevantes; en un argumento se deben presentar sólo razones de peso para justificar la conclusión, evitando las falsas pistas y otros desvíos retóricos orientados a la persuasión no racional.
4. Principio de suficiencia argumentativa: los argumentos deben contener razones suficientes en número y fuerza, así como en tipo, de forma que haya razones que hagan racionalmente aceptable la conclusión.
5. Principio de claridad: evitando el uso de términos ambiguos y/o vagos y las definiciones persuasivas. Las cuestiones semánticas deben ser aclarada al inicio de la discusión racional.
6. Búsqueda de la verdad: los argumentos deben estar orientados a la búsqueda de la verdad.
Ej.: ¿Qué principio incumple el siguiente razonamiento?:
- Pero “gloria” no significa “un argumento que deja bien aplastado” -objetó Alicia.
Cuando yo uso una palabra -insistió Humpty Dumpty con un tono de voz más bien desdeñoso-, quiere decir lo que yo quiero que diga.., ni más ni menos.
-La cuestión -insistió Alicia- es si se puede hacer que las palabras signifiquen tantas cosas diferentes.
- La cuestión -zanjó Humpty Dumpty- es saber quién es el que manda.., eso es todo” (Lewis Carroll, Alicia a través del espejo)
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