11 nov 2016

Límites del método científico

Adán Sus, "Los límites del método científico", Investigación y Ciencia,  nº 475, abril 2016, pp. 64-69.


¿Qué hace que una teoría sea considerada propiamente científica en lugar de mera especulación? La confirmación empírica ha sido considerado tradicionalmente como un requisito metodológico básico para confirmar la validez de una teoría científica. Según la teoría falsacionista del filósofo Karl Popper, una teoría científica debía ser capaz de realizar predicciones contrastables empíricamente, de tal modo que, en caso de verse refutadas, impliquen su refutación. Su capacidad predictiva es la que, en último término, determinaría la validez de una teoría científica. El caso contrario sería, por ejemplo, el de las pseudociencias (como la astrología o la economía), que aparentan ser predictivas, aunque sus predicciones no son tales.
No obstante, en la actualidad, algunas teorías generalmente aceptadas por la comunidad científica no cumplen este requisito de confirmación empírica (algo que cuestionaría nuestra concepción tradicional de la ciencia). Es el caso de la teoría de cuerdas, que ni siquiera permite hacer predicciones empíricas, pues estas afectarían a escalas de energía que se encuentran extraordinariamente lejos de las que pueden sondear los medios técnicos actuales; escalas que probablemente permanezcan para siempre inaccesibles al ser humano. Además, el hecho de que la teoría de cuerdas prediga un inmenso "paisaje" de estados fundamentales -que se corresponderían con un número casi inconcebible de universos posibles- hace incontrastable en principio esta teoría.
¿Por qué, entonces, muchos científicos son partidarios de esta teoría, considerándola como la más ambiciosa y con mayores probabilidades de éxito en la física teórica? En gran parte se debe a que promete solucionar la aparente incompatibilidad de las dos teorías que dominaron la física del siglo XX: la mecánica cuántica y la teoría de la relatividad general de Einstein. Pretende proporcionar una descripción unificada de todas las partículas e interacciones fundamentales a partir de ciertas entidades microscópicas extensas ("cuerdas") y sus modos de vibración. 
Algunas razones que sostienen los defensores de la teoría de cuerdas (junto a sus cualidades estéticas -su simplicidad o belleza-, o su consistencia interna), son las siguientes: el argumento de la falta de alternativas, el de la coherencia explicativa inesperada (su capacidad de brindar explicaciones inesperadas, no buscadas inicialmente, de fenómenos diversos) o el argumento metainductivo a partir del éxito de teorías pasadas (que infiere el éxito probable de una teoría a partir del éxito comprobado de teorías anteriores que nacieron con las mismas virtudes teóricas). (Richard Dawid, String theory and scientific method, CUP, 2013).

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