A continuación os dejo algunos fragmentos del artículo de Fernández Liria:
¿Realmente es tan inútil la filosofía? Se escucha a menudo, por parte de sus profesores, que la filosofía sirve para crear "ciudadanos críticos". Es una defensa bienintencionada pero muy a la desesperada. Lo verdaderamente difícil no es tener ciudadanos críticos, sino lisa y llanamente tener ciudadanos. Lo verdaderamente difícil y lo verdaderamente interesante es que, por lo menos, no nos olvidemos de lo que es la ciudadanía. Lo importante es que los estudiantes no se olviden de lo que tiene de asombroso prodigio eso de que podamos ser o aspirar a ser ciudadanos.
En el bicentenario de la Revolución francesa, la historiadora Ana Martínez Arancón, por desgracia recientemente fallecida, escribió estas palabras memorables: "Hay cosas que nos parecen tan necesarias como el aire, tan naturales como la aurora. Olvidamos así que tuvieron un principio, que millones de hombres nacieron y murieron sin conocerlas, y que otros hombres, con su deseo y con su sangre, las adquirieron para nosotros". Esto es lo que sucede, decía la autora, con las conquistas de la Revolución francesa. Merece la pena repetir ahora sus palabras (y se entenderá por qué la cita tiene que ser larga): "Enumeraré al azar algunas de ellas: la libertad civil, la democracia, el sufragio universal. La libertad de pensamiento, la de prensa, la de religión. El derecho de los ciudadanos a intervenir en los asuntos públicos, a elegir a sus representantes y a ser elegidos; a ocupar cualquier puesto en la administración del Estado; a pedir cuentas de su actuación al Gobierno. La separación entre la Iglesia y el Estado y la constitución civil del clero; la distinción entre los bienes privados de los gobernantes y el patrimonio nacional; la desvinculación entre la soberanía y quienes la ejercen; la independencia de los poderes legislativo, ejecutivo y judicial...
Ahora bien, es muy peligroso darlas tanto por supuesto que acabemos por olvidar lo mucho que costó conquistarlas y lo fácilmente que podríamos perderlas, si es que muchas de ellas no las hemos perdido ya. Es muy peligroso olvidar la revolución que supuso, para toda la humanidad, la conquista de la ciudadanía.
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