- Todo lo que no está prohibido no es de obligado cumplimiento. Despenalizar el aborto no significa promocionarlo.
- No es lo mismo ser partidario del aborto que serlo de la despenalización del aborto. El aborto es una intervención que probablemente nadie desea, pero su penalización legal puede crear más sufrimiento.
- Acusar a los defensores de la despenalización del aborto de "asesinos" de "niños inocentes" no establece distinciones en las etapas de desarrollo del embrión (al que atribuye personalidad jurídica desde el momento de la concepción). Caería así en la falacia de vaguedad (por la falta de distinción o gradación). Como afirma Savater, "(el rechazo del aborto) es una cuestión de muy respetable sensibilidad moral, pero que en ningún modo les da derecho a tratar a quienes son partidarios del aborto en determinados casos como "infanticidas" o "asesinos"".
- Es además de mala fe, según Savater, establecer la comparación entre pena de muerte y aborto.
- Savater denuncia la hiperbiologización en los planteamientos a favor o en contra de la despenalización del aborto. Los que hablan de "defensa de la vida", porque "la legislación humana no está al servicio de la vida ni de la especie", sino de personas individuales unidos en comunidad. Los que arguyen la propiedad del embrión como fuente principal de los demás derechos, porque recurren al derecho de propiedad.
Savater, en su conclusión, señala que en este debate se trata de no agravar la ya difícil situación del aborto con la clandestinidad y la miseria. En otro artículo ("Contra la banalización del aborto"), Savater afirmaba que el aborto es un problema moral, lo que no tiene por qué ser un problema penal, o legal". Pero debe haber la posibilidad de un acuerdo legal, colectivamente aceptable y "luego moralmente cada persona tendrá que enfrentarse con el dilema".
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