Estas son algunas de las cuestiones que podemos tratar en el tema de la percepción:
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Los sentidos son nuestras ventanas hacia la realidad. Pero, ¿nos representan la realidad tal y como es? "Las diferencias sensoriales implican diferencias conceptuales":
Aquellos que acaban de recuperar la vista, y que anteriormente han dependido de otros sentidos distintos de la visión, se quedan desconcertados por el mismísimo concepto de "apariencia", que, al ser óptico, no posee analogía alguna con los demás sentidos. Los que hemos nacido en un mundo de apariencias (y sus esporádicas ilusiones, espejismos, engaños) hemos aprendido a dominarlo, a sentirnos cómodos y seguros en él, pero resulta increíblemente difícil para alguien que acaba de recuperar la vista.
Oliver Sacks, Un antropólogo en Marte.
Contemplar
un atardecer en otoño y deleitarse con los rojizos y anaranjados que
tiñen el cielo; el olor a café y tostadas de la mañana; el sonido
de las gotas de lluvia al repiquetear en la ventana; el tacto de las
sábanas limpias recién cambiadas. ¿Y si nada de esto existiera? ¿Y
si las hojas de los árboles no fueran verdes, ni el azúcar dulce,
ni de las rosas emanara fragancia alguna? ¿Y si viviéramos en un
mundo silencioso, incoloro, insaboro e inodoro y todo aquello que
creemos ver, oler, saborear, tocar, oír fuera una invención
de nuestro cerebro?
Los seres humanos siempre hemos considerado los sentidos
una puerta de acceso al mundo exterior, a través de los cuales
explorábamos nuestro entorno y obteníamos información sobre
él, básica para poder velar por nuestra supervivencia. Aristóteles
clasificó esos rádares naturales del organismo en cinco: vista,
oído, gusto, tacto y olfato. Y a esos, hemos ido añadiendo,
recientemente, otros como el sentido del equilibrio, la temperatura,
el dolor, la posición corporal y el movimiento.
No obstante, nuestros sentidos, como ya sospechaba Descartes
–quien afirmaba que no podíamos fiarnos de ellos para conocer el
mundo– no son simples captadores de la realidad: transforman
los fotones en imágenes, las vibraciones, en sonido y las reacciones
químicas en olores y sabores. Tampoco las percepciones que recrea el
cerebro a partir de esos estímulos identifican el mundo exterior tal
y como es. De hecho, aquello que nos rodea y la imagen mental que
tenemos no tienen mucho que ver.
“¿Y qué nos importa si la realidad difiere de lo que construimos
mentalmente?”, pregunta desafiante el psicobiólogo Ignacio
Morgado, quien acaba de publicar Cómo percibimos el mundo
(Ariel). “Para cada uno de nosotros, lo más importante es lo
que percibe nuestro cerebro, lo que sentimos, lo que captamos de eso
que llamamos realidad, que no es otra cosa que un concepto
filosófico; el medio en que vivimos es pura materia y energía."
“El
conocimiento que tenemos del mundo depende del cerebro, que filtra la
información que recibe, la procesa y la hace consciente, a su modo”,
explica Morgado. Experimentamos ondas electromagnéticas pero no como
tales, sino como imágenes y colores. Experimentamos compuestos
químicos disueltos en agua o en el aire, pero como gustos y olores.
Y todo eso, los colores, los sabores, los olores, con productos de
nuestra mente construidos a partir de experiencias sensoriales. “Si
un árbol se derrumbara en medio del bosque, no existiría un sonido.
La caída del árbol crearía vibraciones. Sólo si esas vibraciones
son percibidas por un ser humano ocurriría el sonido –apunta este
psicobiólogo–. La mente humana tiene mucho de virtual por el modo
en que transforma la realidad. La complejidad o la belleza que
apreciamos en las cosas tienen que ver con la mente misma y sus
posibilidades, y también con sus limitaciones”. Es la manera como
el cerebro hace que percibamos las diferentes formas de energía que
circundan nuestro entorno. Fuera de nosotros, no hay luz, sólo
energía electromagnética; ni tampoco olores, sólo partículas
volátiles.
¿Las mismas percepciones? Los humanos compartimos la mayoría
de percepciones, porque muchas de ellas son innatas. Es más, tenemos
el mismo sistema fisiológico, que nos permite captar estímulos del
ambiente y procesarlos. Si olemos a quemado, seguramente nos
pondremos en alerta; igual que si a media noche nos despertamos por
el ruido de cristales rotos, nos sobresaltaremos. Pero que percibamos
las mismas sensaciones, no quiere decir que lo hagamos del mismo
modo. Excepto las personas con algún problema visual, todos
coincidimos en que los plátanos o los limones son de color amarillo;
ahora bien, si todos vemos el mismo amarillo es imposible de saber,
porque para comprobarlo deberíamos meternos en la piel y en la mente
de los otros. Y eso es imposible. Pero
bueno, que diferentes personas tengan diferentes cualidades
perceptivas ante los mismos estímulos, tanto dan. Lo importante es
que coincidamos y podamos comunicarnos. De alguna manera, todos
vivimos en un mundo imaginario, que creamos cada día, y los
realmente asombroso y fascinante es que podamos compartirlo con
otros.
Fuente: https://www.lavanguardia.com/estilos-de-vida/20120629/54316673688/las-percepciones-sensoriales.html
- Sobre cómo estimulan nuestros sentidos para el consumo: Cada día recibimos miles de estímulos publicitarios y tomamos decisiones de compra pero... ¿Somos libres al tomar esa decisión? ¿Nos guía la razón al inclinarnos por un determinado producto? ¿Qué hacen marcas y tiendas para atraernos? El documental Consumo: el imperio de los sentidos, producido por TVE, trata de dar respuestas a algunas de estas preguntas, y nos muestra cómo se diseñan las estrategias de marca y empresa y cuál es el impacto que tienen en el consumidor.
- Sobre las ilusiones perceptivas. En determinadas circunstancias, nuestro cerebro no tiene suficiente información o está influido pro el contexto y la reconstrucción que hace del mundo que nos rodea, a partir de las sensaciones, es ambigua o defectuosa. Aparecen entonces las ilusiones ópticas: https://verne.elpais.com/verne/2016/01/27/articulo/1453897011_477533.html