29 ene 2023

El lenguaje totalitario. V. Klemperer: el lenguaje del Tercer Reich.


 Ya comentamos en otras entradas de este blog algunas ideas del libro de Víctor Klemperer titulado "LTI. La lengua del Tercer Reich. Apuntes de un filólogo" (Minúscula, 2001). Quisiera en esta entrada continuar destacando el análisis que realiza Klemperer del lenguaje exaltado del nacionalsocialismo alemán. Un lenguaje exaltado porque convenía "mostrar entusiasmo". Un lenguaje que guiaba las emociones de muchos alemanes tanto más cuanto mayor era la naturalidad e inconsciencia con que se entregaban a él. La uniformidad, pobreza y monotonía del lenguaje del nazismo, escrito y hablado, se reflejaba en la repetición continua de expresiones como "pueblo" ("camarada del pueblo", "alma del pueblo y de la raza"): "Se emplea tantas veces al hablar y escribir como la sal en la comida; en todo se agrega una pizca de pueblo". "Espontáneo" o "fanático" forman también parte de las palabras preferidas de la LTI ("adhesión espontánea", "juramento fanático", "profesión fanática de fe").  El nazismo incrementó asimismo el uso del prefijo de privación ent- (des-judaizar) y su voluntad de actuar generó nuevos verbos (como "arianizar"). Conforme a su pretensión de totalidad, el nazismo pretendía organizarlo todo, tecnificarlo, de ahí la cantidad inabarcable de sus abreviaturas y de palabras del ámbito técnico ("cimentar", "anclar", "sincronizar", "uniformizar"...). En la escritura utiliza una tipografía especial, angulosa, correspondiente a la runa germánica (la SS es representada como expresión pictórica del rayo, energía intensa). También utiliza de una forma particular los signos de puntuación. La terquedad  y confianza en sí mismo propia de los nazis desconfía del signo de interrogación, mientras hace un uso frecuente del "entrecomillado irónico", porque "le repugna la neutralidad, siempre ha de denostar a un enemigo". Klemperer también analiza en los anuncios de natalicios, bodas y defunciones el reflejo de la LTI. Así, la expresión "tristeza teñida de orgullo" expresa el sentimiento del patriota por excelencia ante el fallecimiento de un pariente. Las necrológicas por los caídos adoptan un carácter heroico y estoico.

La exageración continua, el uso del superlativo, de letras cada vez más gruesas en los titulares, de la eliminación del artículo ante los sustantivos más destacados, llevaba al embotamiento, la desconexión del intelecto: "La propaganda reconocida como mentira y fanfarronada sigue surtiendo su efecto si tiene la cara dura de continuar practicándola sin inmutarse". Abundan expresiones como "El mundo escucha al Führer", "momento histórico", "enemigos universales"...: "Se toma tan en serio, está tan convencido o pretende convencerse tanto de la duración de sus instituciones, que cualquier bagatela que le interese, cualquier cosa que toque, es de importancia histórica". En este sentido, Klemperer cuenta una anécdota de su adolescencia relativa al uso de la exageración en la escritura: 

"En el año 1900, en mi último curso de bachillerato, tuve que escribir una redacción sobre monumentos. Una de las frases rezaba así: "Después de la guerra del setenta, en casi cada plaza mayor alemana se alzaba una Germania victoriosa con la bandera y la espada; podría enumerar cien ejemplos". Mi maestro, hombre escéptico, escribió con tinta roja al margen: "¡Traer una docena de ejemplos para la próxima clase!". Sólo encontré nueve y quedé curado para siempre de la manía de llenarme la boca de cifras".

La distinción entre ario y no ario lo dominaba todo: "La peculiaridad del nazismo frente a otros fascismos es la idea de la raza, reducida y centrada en el antisemitismo". La doctrina racial pseudocientífica del nazismo justificaba todos los excesos, "toda conquista, toda crueldad, toda matanza". Para Klemperer hay tres factores que hacen del antisemitismo del Tercer Reich algo del todo nuevo y singular: su violenta reaparición en una época donde el antisemitismo parecía enterrado en el pasado; que no apareció como una rebelión popular, una matanza espontánea, sino con "la modernidad más absoluta", "con la máxima perfección técnica y organizativa"; y que la idea de la raza se trasladó a la sangre, lo que imposibilitaba cualquier compromiso (como la adopción de la confesión y costumbres cristianas, ya no se trata de fe sino de "zoología más negocio").

La jerga del nazismo sentimentaliza. La LTI da prioridad a todo lo afectivo e instintivo. Pero este sentimiento era sólo un medio para apartar el pensamiento, tras lo cual "él mismo debía ceder al embotamiento narcotizado, a la insensibilidad y a la ausencia de voluntad ¿De dónde si no habrían extraído la masa necesaria de verdugos y torturadores?... ¿Qué hace un séquito perfecto? No piensa y ya ni siquiera siente... Sigue". Según Klemperer, "todo cuanto constituye el nazismo ya está contenido en germen en el romanticismo: el destronamiento de la razón". Un romanticismo "estrecho, cerrado y perverso" que resalta la "visión intuitiva" (Schau), "la verdad orgánica" que existe en "el centro misterioso del alma del pueblo y de la raza", la "vivencia" en la que percibir la acción del destino. Por contra, se rechaza los términos "sistema", "objetividad" o "inteligencia". En los carteles nazis, "siempre aparecía la misma expresión de fuerza física, de voluntad fanatizada, siempre eran los músculos, la dureza y la indudable ausencia de todo pensamiento las características propias de esta publicidad por el deporte, la guerra o el sometimiento a la voluntad del Führer". 

Quien piensa, no quiere ser persuadido, sino convencido; y quien piensa sistemáticamente, es doblemente difícil de convencer. Por eso, a la LTI la palabra "filosofía" le gusta casi menos que la palabra "sistema". Muestra una inclinación negativa hacia el "sistema", siempre lo nombra con desprecio, pero lo hace a menudo. La filosofía, en cambio, es pasada en silencio y sustituida en todo momento por la "cosmovisión".

La idea de una comunidad unida por una "cosmovisión" (Weltanschaaung) se convirtió en la versión alemana de la palabra "filosofía", de carácter extranjero. El nazismo utilizaba además el lenguaje del Evangelio, un lenguaje de la fe: "En la decimotercera hora, Adolf Hitler vendrá a los trabajadores". En la LTI son demasiadas las cosas "históricas", "singulares", "eternas". La palabra Reich (reino, imperio) posee algo solemne, una dignidad religiosa ausente de todos los términos más o menos sinónimos (república, Estado)". El nazismo pretende apoderarse de toda la vida psíquica, "quiere ser religión y planta la cruz gamada por doquier".

Las investigaciones genealógicas se convirtieron en un deber moral para cualquier alemán. "En cambio, la tradición es apartada sin miramientos cuando se opone al principio nacional". No se aceptan así los toponímicos que no sean germanos. Las nombres de las calles se teutonizan. Se glorifica al campesino ligado a la tierra, tradicionalista y hostil a la modernidad (la fórmula de "Sangre y tierra" se basa en su forma de vida), frente al alma intelectual burguesa.

Klemperer muestra en su libro sus dudas sobre la utilidad de escribir y conservar estas reflexiones filológicas en tiempos tan difíciles, así como el peligro que suponía esconderlas a los registros nazis. Pero recuerda una conversación que mantuvo al final de la guerra:

- ¿Por qué estuvo usted en la cárcel? -pregunté.

- Pues por ciertas palabras... (Había ofendido al Führer, los símbolos y las instituciones del Tercer Reich).

A nosotros, en nuestros días, estas reflexiones también nos ayudan a intentar evitar la homogeneidad y uniformidad del lenguaje totalitario, evitar que envenene nuestros conceptos y sentimientos, que su constante repetición nos haga adoptarlo de forma mecánica e inconsciente, guiando nuestras emociones, embotando el pensamiento.

21 ene 2023

La metáfora en política


 En 1991, el lingüista George Lakoff publicó una carta abierta a internet ("La metáfora en política") previa al ultimátum de George Bush a Irak, que desencadenaría la Guerra del Golfo. En esta carta, Lakoff analiza cómo se intentó justificar esta guerra mediante un sistema metafórico que muchas veces es ineludible para entender realidades complejas o abstracciones, pero que se vuelve peligroso cuando intenta esconder realidades "sangrantes".

En su artículo, Lakoff expone el papel del razonamiento metafórico en la crisis del Golfo. En la primera parte expone los sistemas metafóricos centrales utilizados a la hora de razonar la crisis (el Estado como persona, la racionalidad como la maximización del propio interés, el "cuento de la guerra justa", el Estado como actor racional...). En la segunda parte, se centra en la aplicación del sistema a la crisis del Golfo.

Años más tarde, Lakoff publicó una reflexión sobre el retorno de esas metáforas en diferentes y peligrosos contextos actuales (Metaphor and War, Again, 2004).

Eduardo Bustos (Metáfora y argumentación, Cátedra, 2014) también destaca la función cognitiva de la metáfora en el lenguaje político, su capacidad para contribuir a la persuasión política. Y ello por su capacidad para conectar los dominios de lo concreto y de lo abstracto: "Cuando un político hace referencia a un fenómeno económico y social complejo, como la inflación o la inmigración, como si fuera un trastorno físico (una enfermedad, un cáncer, una epidemia o plaga) está retrotrayendo lo abstracto, lo complicado, a lo simple o elemental". Así, por ejemplo, la metáfora "la nación es un contenedor", un recipiente que permite una clara separación entre los que están (legítimamente) dentro y los que están fuera, asegura la identificación de los habitantes como un "nosotros", frente a "ellos" que son los que están fuera y eventualmente quieren entrar. "Ese peligro puede concebirse en términos puramente mecánicos: "nuestro" espacio está totalmente ocupado y ya no cabe nadie más". En cambio, cuando la presión procede del interior, el peligro es la "ruptura", la rotura hacia fuera de las fuerzas independentistas.

Paradojas

 A continuación os dejo planteadas algunas paradojas lógicas:


 

- "Esta oración es falsa" ¿Es esta oración verdadera o falsa?


- Tenemos una tarjeta en uno de cuyos lados está escrito: "La oración del otro lado de esta tarjeta es verdadera". Entonces al volver la tarjeta, al otro lado está escrito: "La oración del otro lado de esta tarjeta es falsa".


- En una tarjeta está escritas las siguientes oraciones:

Esta oración contiene cinco palabras.

Esta oración contiene ocho palabras.

Una de las oraciones de esta tarjeta es verdadera y solo una. 


- Un hombre ha cometido un delito castigado con la muerte. El hombre tiene que emitir un enunciado. Si el enunciado es verdadero será ahogado; si el enunciado es falso será ahorcado. ¿Qué enunciado emitiría para confundir a sus verdugos?


- "Sólo sé que no sé nada".


- "Seamos realistas, pidamos lo imposible".



Humor y filosofía

Están pastando dos vacas en un prado. Y una le dice a la otra:

- ¿Qué te parece eso del mal de las vacas locas?

- ¿Y a mi que me importa? -dice la otra-. Soy un helicóptero.





 Sobre el sentido de la vida.

Tres amigos discuten acerca de qué les gustaría que sus amigos y parientes dijeran de ellos ante su tumba.

El primer hombre dice: -Espero que la gente diga de mí que era un médico excelente y un buen padre de familia.

El segundo hombre dice: -Me gustaría que dijeran que, en calidad de maestro, cambié la vida de mis alumnos.

El tercer hombre dice: -A mí me gustaría que alguien dijera: ¡Mirad, se está moviendo!


Sobre las propiedades esenciales y accidentales de las cosas:

- ¿Qué es verde, cuelga de una pared y silba?

- Me rindo.

- Un arenque.

- Pero si un arenque no es verde...

- Ya, pero puedes pintarlo de verde.

-Pero si los arenques no cuelgan de las paredes...

- Si los atas a un clavo, sí.

- Pero si los arenques no silban...

- ¿Y qué? Pues que no silbe.


Sobre la imprecisión del lenguaje natural:

Un telefonista del 091 recibe una llamada de un cazador muerto de miedo.

- ¡Me he encontrado un cuerpo ensangrentado en el bosque! ¡Es un hombre y parece muerto! ¿Qué debo hacer? 

El telefonista dice flemático: - Todo va a ir bien, señor. Siga mis instrucciones. Lo primero es que deje un momento el teléfono y se asegure de que está muerto.

Silencio al teléfono seguido por el sonido de un disparo.

La voz del hombre regresa: - Muy bien. Y ahora, ¿qué?


Lógica inductiva.

Holmes y Watson se van de acampada. En plena noche, Holmes se despierta y le da un codazo a Watson.

-Watson -le dice-, mire el cielo y dígame qué ve.

-Veo millones de estrellas, Holmes -responde Watson.

-¿Y qué conclusiones saca, Watson?

Watson se detiene a pensar.

-Bueno -dice-. Astronómicamente veo que hay millones de galaxias y, potencialmente, miles de millones de planetas. Astrológicamente, observo que Saturno está en Leo. Por la hora, deduzco que son aproximadamente las tres y cuarto. Meteorológicamente, sospecho que mañana hará un día estupendo. Teológicamente, contemplo la grandeza de Dios y nuestra pequeñez y sinsentido. Esto... ¿y usted qué ve?

-Watson, estúpido, ¡que alguien nos ha robado la tienda!


Fuente: Thomas Cathacart y Daniel Klein, Platón y un ornitorrinco entran en un bar... La filosofía explicada con humor, Planeta, 2009.

15 ene 2023

El problema del mal o del sufrimiento en el mundo. Una réplica a algunos argumentos cristianos.

 El filósofo australiano Peter Singer escribió hace años un interesante artículo titulado ¿El Dios del sufrimiento? donde cuestiona la existencia de un dios todopoderoso, omnisciente y absolutamente bueno. Es un hecho que en el mundo hay mucho dolor y sufrimiento. Y, sin embargo, "si Dios es omnisciente, sabe cuánto sufrimiento hay. Si es todopoderoso, podría haber creado un mundo sin tanto dolor, y lo habría hecho si fuera absolutamente bueno". A continuación, Singer responde a algunos argumentos de los cristianos a este problema:

- Al argumento de que Dios nos concedió el don del libre albedrío (y por lo tanto no es responsable del mal que hacemos), Singer señala que esta respuesta no toma en cuenta el sufrimiento de quienes sufren por accidentes naturales y no por sus propias elecciones (como los que "se ahogan en inundaciones, se queman vivos en incendios forestales provocados por un rayo o mueren de hambre o sed durante una sequía")

- Si el cristiano trata de explicar este sufrimiento diciendo que todos los seres humanos son pecadores y merecen su suerte, es difícil justificar que los bebés o los niños pequeños puedan merecer ese sufrimiento.

- Si el cristiano alega que todos hemos heredado el pecado original cometido por Eva, que desafió el decreto de Dios de no comer del árbol del conocimiento, esto implicaría "que el conocimiento es malo, que desobedecer la voluntad de Dios es el mayor de los pecados y que los niños heredan los pecados de sus antepasados y pueden ser justamente castigados por ellos".

- Si algún creyente defendiera que puesto que los seres humanos pueden vivir eternamente en el cielo, el sufrimiento de este mundo es menos importante (que si nuestra vida en este mundo fuera la única que tuviéramos), "esto sigue sin explicar por qué un dios todopoderoso y absolutamente bueno lo permitiría. Por insignificante que sea este sufrimiento desde la perspectiva de la eternidad, el mundo estaría mejor sin él, o al menos sin la mayor parte de él. (Algunas personas afirman que necesitamos algo de sufrimiento para apreciar lo que es ser feliz. Tal vez, pero ciertamente no necesitamos tanto)".

- Si el mismo creyente sostuviera que como Dios nos dio la vida, no estamos en condiciones de quejarnos si no es perfecta, parece difícil justificar que quien pueda dar la vida, siendo omnipotente, la conceda incompleta o con sufrimiento.

- Si, por último, el creyente alega que nuestra inteligencia es insignificante en comparación con la de Dios (y que, por lo tanto, no podemos esperar entender los motivos de Dios para crear el mundo tal y como es), eso supone renunciar a nuestra capacidad de raciocinio y "presupone exactamente lo que se está debatiendo" (que existe un dios omnisciente, omnipotente y absolutamente bueno).

Por ello, concluye Singer, "el dios que creó el mundo no puede ser todopoderoso y absolutamente bueno. O es malvado o no es muy hábil".

El debate que plantea Singer ya fue desarrollado siglos antes por el pensador escocés David Hume (Diálogos sobre la religión natural, 1751). A través del personaje Filón, Hume planteaba la cuestión de cómo si Dios ama a los hombres, permite el sufrimiento de los inocentes. La existencia del mal, en todas sus variantes, sería incompatible lógicamente con la existencia de Dios. 

Estos debates, como señala Javier Sádaba en su prólogo al libro de Hume, no es un mero ejercicio retórico, sino que "una crítica rigurosa de la creencia religiosa es una de las aportaciones más decisivas a la función inquisitiva de todo pensamiento comprometido. Como decía también Marx, "la crítica de la religión es el comienzo de todo criticismo"".

13 ene 2023

Falacias político-periodísticas.

 


El profesor Alejandro Martín publicó en su blog algunas de las falacias que se desplegaron en torno al independentismo en Cataluña. Indica a qué tipo de falacia corresponden los siguientes argumentos:

Repetir mil veces el mismo argumento “España nos roba”, de manera que se produzca la certeza emocional de que es así, sin argumentos o pruebas de peso.
- Afirmar que si tanta gente considera que tiene derecho a crear un nuevo estado vía referéndum, debe ser verdad.
- “ No vamos a salir de Europa, no vamos a dejar de usar el euro, no vamos a perder nuestra nacionalidad, no vamos a hundir el país en el caos administrativo ni la economía va a verse dañada, y la razón de todo ello es que nadie ha demostrado lo contrario”.
- La razón de que Cataluña quiera la independencia es el hecho de que una vez fue un reino autónomo.
- Seleccionar los datos que confirman la propia tesis (la guerra de Cataluña en 1714, por ejemplo) mientras se obvian aquellos hechos que desmienten la propia tesis.

- ¿Podrías encontrar algunas de las que también se publican a favor del nacionalismo español?

Esteban Galisteo también ha destacado algunas de las falacias políticas más populares:

La falacia ad hominem es un tipo de falacia que se ha hecho muy popular. Consiste en tratar de refutar la opinión de nuestro interlocutor aduciendo como premisa algún enunciado sobre alguna cualidad de este. Un ejemplo de esta falacia lo da nuestro Gobierno de vez en cuando. Desde que José Luis Bárcenas está en la cárcel, sus compañeros de partido repiten como una letanía que sus declaraciones no pueden ser creídas, puesto que está encarcelado. Sin embargo, desde un punto de vista lógico, del hecho de que Bárcenas esté en prisión no se sigue nada respecto del valor de verdad de sus declaraciones.

Una falacia a la que es aficionado Francisco Marhuenda, un tertuliano afín al Gobierno, se llama hombre de paja. Esta consiste en presentar una versión caricaturesca de los argumentos de los oponentes. Por ejemplo, cada vez que Marhuenda dice algo como esto: “entonces, según tú, el PP es malo y la izquierda es buena”, está cometiendo esta falacia.

Con la abdicación de Juan Carlos I se ha hecho muy popular el falso dilema, una falacia consistente en reducir un amplio abanico de opciones a solo dos opciones. Así se ha presentado esta falacia: “entre una monarquía con Juan Carlos I (o Felipe VI, según la versión) y una república presidida por José María Aznar, es preferible lo primero”. Vicenç Navarro ha rebatido recientemente este argumento, aduciendo uno de sus errores: puesto que el cargo de presidente de la república es electo, un mal presidente tendría los días contados. Sin embargo, desde un punto de vista lógico, el argumento es falaz por reducir todas las opciones posibles a tan solo estas dos opciones. El dilema real es “monarquía o república”, al añadir “con Juan Carlos I (o Felipe VI)”, al primer cuerno del dilema, y “presidida por José María Aznar”, al segundo, estamos falseando el dilema.

En una ocasión Esteban González Pons dijo que los atentados del 11-M fueron llevados a cabo por ETA, puesto que en la película La noche más oscura, que trata sobre los atentados de Al-Qaeda, no se hace referencia a los atentados de Madrid. Esta es una falacia que recibe el nombre de argumento ad ignorantiam y se suele aducir en su contra que “la ausencia de prueba no es prueba de ausencia”. Dicho en román paladino, del hecho de que en una película bien documentada sobre los atentados de Al-Qaeda no se mencione un atentado, no se sigue que Al-Qaeda no haya realizado tal atentado.

Tan popular como las anteriores es la falacia ad baculum. Esta consiste en basar una conclusión en las consecuencias catastróficas que su contraria produciría. Por ejemplo, cuando se decía que si Grecia se salía del Euro, se enfrentaría a una crisis mucho más grave de la que está viviendo y que, por tanto, debía mantener la moneda única, se estaba cometiendo esta falacia. En este caso, se recurre al miedo para sustentar la conclusión de que Grecia debe mantener el Euro.

La que, con toda seguridad, más se utiliza en los debates parlamentarios, es la falacia llamada tu quoque, cuya traducción al castellano es "tú también". En este caso, se intenta refutar una argumento aduciendo que es inconsistente, sobre la base de que la persona que argumenta, en sus acciones o forma de ser, no está a la altura de lo que defiende. Un ejemplo claro lo tenemos cada vez que un político del PSOE acusa a uno del PP por sus escándalos de corrupción. La respuesta inmediata de los políticos de este segundo partido es hacer referencia al caso del los ERE de Andalucía. Y, viceversa, cada vez que un político del PP acusa a uno del PSOE por el escándalo andaluz de los ERE, este responde haciendo referencia a los casos del PP. Ante este tipo de falacia no hemos de perder de vista lo siguiente: el hecho de que una acusación de corrupción a un corrupto venga de otro corrupto es irrelevante para la verdad o falsedad de dicha acusación.


La filosofía y la penumbra (o desconcierto) que genera toda ilustración


 “Quien todo lo entiende -decía un proverbio chino- es que está mal informado". Todo conocimiento, toda nueva luz que arrojamos sobre las cosas, genera en su perímetro una nueva penumbra: algo que podemos ya vislumbrar pero que no sabemos aún definir ni categorizar… Y es ahí, ahí precisamente, donde se mueven y especulan unos individuos lo bastante ingenuos o tozudos como para no darse por satisfechos con las evidencias proclamadas.
"Más fácil le sería al niño meter el agua del mar en su hoyo que a ti entender el misterio de la Santísima Trinidad"- es lo que le dice el ángel a San Agustín. Y más fácil ha de ser para nosotros conocer la estructura del genoma o los ácidos nucleicos que entender que es eso que llamamos la vida, el mundo o yo.
Sucumbirán los filósofos tal vez, pero no desaparecerá ese desconcierto que lleva a los hombres a hacerse "preguntas de Perogrullo"; preguntas que sabe que no pueden contestar, pero que tampoco pueden dejar de hacerse.
Mejor informados, cada vez entendemos menos y somos todos un poco más filósofos.

Xavier Rubert de Ventós, “Nunca podrá desaparecer el desconcierto humano”, El Ciervo, n.º 578, mayo 1999, p. 27.


12 ene 2023

Cuestiones de lógica.


El pensador francés Oscar Brenifier publicó en 2008 un pequeño libro sobre lógica, Question de logiques, ilustrado por Jean-Philippe Chabot, en el que desarrolla de forma entretenida un análisis de las falacias más frecuentes. Como señala Brenifier, no es obligatorio seguir las reglas de la lógica en nuestro pensamiento y lenguaje cotidianos (y en ocasiones, como en la poesía, es necesario incumplirlas). Por ello, a la vez que pone en evidencia los errores lógicos, Brenifier los problematiza, procurando una forma u otra de justificación. Pero la lógica es útil como indicador eficaz de la buena argumentación, así como de la manipulación o la confusión en el discurso. Como recordaba Javier Sádaba (La filosofía contada con sencillez, 2002), "La mayor parte de las confusiones filosóficas tienen su causa en una utilización inadecuada del lenguaje. Generalizamos con rapidez, formamos falsas analogías, nos contentamos con un par de ejemplos o creemos que todo el lenguaje se refiere a los hechos del mundo".

Pinchando el enlace del título del libro podréis conocer (en francés) como Mathilde descubre por qué ciertas frases o expresiones le molestan, le incordian o le maravillan por su incongruencia argumentativa.

 

11 ene 2023

Falacias sobre la despenalización del aborto.


 Hace años Fernando Savater publicó un artículo titulado "Algunas falacias populares sobre el aborto". ¿Podrías desgranar las distintas falacias sobre el aborto que enumera Savater y los argumentos que contrapone? Aquí os pongo el esqueleto de alguno de estos argumentos:

- Todo lo que no está prohibido no es de obligado cumplimiento. Despenalizar el aborto no significa promocionarlo.

- No es lo mismo ser partidario del aborto que serlo de la despenalización del aborto. El aborto es una intervención que probablemente nadie desea, pero su penalización legal puede crear más sufrimiento.

- Acusar a los defensores de la despenalización del aborto de "asesinos" de "niños inocentes" no establece distinciones en las etapas de desarrollo del embrión (al que atribuye personalidad jurídica desde el momento de la concepción). Caería así en la falacia de vaguedad (por la falta de distinción o gradación). Como afirma Savater, "(el rechazo del aborto) es una cuestión de muy respetable sensibilidad moral, pero que en ningún modo les da derecho a tratar a quienes son partidarios del aborto en determinados casos como "infanticidas" o "asesinos"".

- Es además de mala fe, según Savater, establecer la comparación entre pena de muerte y aborto.

- Savater denuncia la hiperbiologización en los planteamientos a favor o en contra de la despenalización del aborto. Los que hablan de "defensa de la vida", porque "la legislación humana no está al servicio de la vida ni de la especie", sino de personas individuales unidos en comunidad. Los que arguyen la propiedad del embrión como fuente principal de los demás derechos, porque recurren al derecho de propiedad.

Savater, en su conclusión, señala que en este debate se trata de no agravar la ya difícil situación del aborto con la clandestinidad y la miseria. En otro artículo ("Contra la banalización del aborto"), Savater afirmaba que el aborto es un problema moral, lo que no tiene por qué ser un problema penal, o legal". Pero debe haber la posibilidad de un acuerdo legal, colectivamente aceptable y "luego moralmente cada persona tendrá que enfrentarse con el dilema". 

Otro filósofo, Javier Sádaba, escribió hace tiempo un artículo ("Hechos y derechos", El País, 30 dic. 2013) en referencia al anteproyecto de Gallardón para la reforma de la interrupción voluntaria del embarazo. Sádaba señala que en el desarrollo del embrión "estamos ante un proceso y no ante un comienzo absoluto". Incluso un teólogo cristiano como Tomás de Aquino afirmaba que "el embrión pasa por un alma vegetativa, al igual que una planta; le sucede luego un alma animal con nutrición y sensaciones para, finalmente, y en estado avanzado, recibir el alma racional por parte del buen Dios". Sería muy tarde, en el siglo XIX, cuando los católicos romanos se empeñen en afirmar que en la concepción (concepto algo confuso) existe un ser humano". Entre las seis y ocho semanas podemos hablar de feto y a las doce semanas es cuando empieza a crecer la corteza cerebral "sin que eso implique que existan señales neurológicas". Por lo que estaríamos hablando de un ser en potencia, según Sádaba, no en acto. Y concluye afirmando los derechos de la madre que engendra y porta el embrión, la necesidad de evitar malformaciones que conlleven sufrimiento para el nacido, e insistiendo en la prevención, en "una sensata y continuada educación sexual".


10 ene 2023

¿La teología es una ciencia?

 Tomás de Aquino planteaba esta pregunta desde las primeras páginas de su Summa Theologica, respondiendo afirmativamente. Tomás "colocaba a la teología en la cima de los conocimientos y fundaba todo su desarrollo en esta posición". Como señala Paul Benoit (M. Serres, Historia de las ciencias, Cátedra, 1988), "¿a través de qué criterios epistemológicos, pero también políticos, institucionales, una ciencia puede ser considerada como tal? La historia de la teología medieval ofrece a quien quiera estudiarla un caso ejemplar de una disciplina que impuso su condición científica y luego prácticamente la abandonó". La ciencia por excelencia era la de las cosas divinas, que exaltaba la grandeza de Dios y preparaba el combate contra las fuerzas del mal. La voluntad política del papado hizo de la teología una ciencia, con la mediación de la Universidad medieval. Es así, comenta Benoit como "la idea que una sociedad se forma de una ciencia depende en gran medida de su reconocimiento institucional". 

La teología accedía al rango de ciencia por su lenguaje y por sus métodos. El latín escolástico es el lenguaje científico del siglo XIII. El estudio de los textos es, para los escolásticos, fundamento del saber, de la ciencia. Se aplicaban los mismos métodos tanto a las Escrituras como a las obras profanas. En el siglo XII, el Occidente cristiano recibió la herencia de la ciencia antigua y árabe, que llegó en una gran parte en forma de comentarios. 

Pero faltaba por aclarar la situación paradójica de una disciplina científica cuyos principios son revelados: 

El triunfo de Tomás de Aquino.  
"Respondo que hay que decir que la teología es una ciencia. Pero debe saberse que hay dos clases de ciencias. Unas proceden de principios conocidos por la luz natural del intelecto, como la aritmética , la geometría, etc. Otras proceden de principios que se conocen a la luz de una ciencia superior, así como la óptica proviene de principios conocidos por la geometría y la música  conocida de principios conocidos por la aritmética. De esta manera la teología es una ciencia, ya que procede principios conocidos por la ciencia superior, a saber, la ciencia que Dios y los bienaventurados poseen. Así, de la misma forma que la música da fe a los principios que la aritmética le transmite, la teología da fe a los principios que le son revelados por Dios" (Tomás de Aquino, Summa Theologica).  

Pero ya en el siglo XIII la ciencia ya no se contenta con el comentario o el resumen de las obras del legado del pasado. La tentativa de Tomás de Aquino, que desea constituir la teología como ciencia, se saldó con un fracaso. La ciencia medieval, que reposaba sobre el concepto muy libresco, escolástico del saber, se encontró cuestionada por el surgimiento de una ciencia nueva. Como disciplina aparte, la teología, que extrae sus elementos de base de la fe, no participa en una ciencia fundada sobre la observación y la razón. 

Por un lado -como señala Benoit- hacer de la ciencia una ciencia era asegurarse medios de acción eficaz de conversión. "Pero esta definición chocaba con dos obstáculos. El primero se debe a una definición demasiado aristotélica, peligrosa en consecuencia, lo que explica que las autoridades se vuelvan contra ella. El segundo surge cuando, frente a la ciencia definida por el teólogo dominico, aparecen las premisas de otra ciencia, basada en la observación y la experiencia, que resalta los fallos epistemológicos del razonamiento tomista".

La filosofía: "jugar en serio"

 Platón considera la actividad filosófica como "jugar en serio": tomar en serio cuestiones que generalmente ignoramos (o que consi...