28 nov 2020

¿Son pseudociencias el psicoanálisis y el marxismo?


    
Muchos científicos o filósofos de la ciencia (como Karl Popper) han incluido al Psicoanálisis en el ámbito de las pseudociencias, por el carácter "irrefutable" de sus teorías. Pero, como señalaba J. M. Sánchez Ron en su "Diccionario de la ciencia" (Planeta, 1996), aunque existen diferencias notables entre los métodos utilizados por el psicoanálisis y los propios de las ciencias más establecidas, en última instancia, "¿qué es la ciencia sino exploración sistemática, haciendo uso de hipótesis -arriesgadas con frecuencia-, de fuerzas que, de una u otra manera, nos afectan?". Además, como señalaba el propio Popper, "lo que realmente hace que la ciencia progrese son las ideas nuevas, incluso las falsas". 

    Sigmund Freud nos descubrió nuevos ámbitos y formas de entender la realidad, "introdujo innovaciones radicales como el reconocimiento del inconsciente y la influencia que fuerzas psicológicas fuera de nuestro control racional ejercen sobre nuestros comportamientos, deseos, fantasías y motivaciones. Creó conceptos como la "libido" y el "complejo de Edipo". Llamó la atención sobre la importancia de los fenómenos psicológicos, desde los sueños y fantasías hasta los meros deslices lingüísticos...".

    En el mismo sentido, Karl Popper negaba al marxismo el estatuto científico de las ciencias sociales. Se le reprochaba, entre otras cosas, el frecuente uso de metáforas como "fetiche de la mercancía", "alienación"... Pero, como señalaba Francisco Fernández Buey en su defensa de un "racionalismo bien temperado" (La ilusión del método, Crítica, 1991), la metáfora siempre ha sido acompañante de la exposición científica. Y, además, las metáforas que Marx utiliza para referirse al dinero en el primer volumen de El Capital, aunque alejadas en principio de lo que se supone que debía ser el lenguaje científico del analista económico, expresa mejor que cualquier otra descripción lo que el dinero representa en sociedades en las que todo se puede convertir en mercancía.

25 nov 2020

La ceguera por desatención

 

"En el viralizado experimento del gorila invisible, los psicólogos Christopher Harris y Daniel Simons descubrieron que más de la mitad de los espectadores que asistían a los prolegómenos de un partido de baloncesto no percibieron la presencia de un gorila negro en medio de los jugadores del equipo blanco, concentrados como estaban en contar los pases que se hacían entre ellos. La ceguera por desatención es un sesgo cognitivo que muestra nuestra limitada capacidad de atención y refuta el principio del empirismo ingenuo de que "lo que vemos es todo lo que hay"". 

Daniel Inglada y otros, "La quimera de la creatividad", Icaria, 2019:91.

24 nov 2020

Publicidad pseudocientífica.

 

1. A la sal del Himalaya le atribuyen hasta 13 increíbles propiedades, desde mantener la libido a contribuir a estabilizar los latidos irregulares del corazón. Realmente no hay ninguna evidencia científica que sustente alguna de esas propiedades.

2. ¿Crema con ADN marino?

3. ¿Desodorante 0% clorohidrato de aluminio, pero con mineral de alumbre? El mineral de alumbre es un sulfato doble de aluminio y potasio que al combinarse con el agua da lugar, entre otros componente, al ión aluminio.


4. Sobre las supuestas propiedades de las "bebidas de belleza": https://scientiablog.com/2014/06/25/por-que-el-csic-presta-su-aval-cientifico-a-las-beauty-drinks/


5.  Hay un informe del Panel de Expertos en Nutrición, Alergias y Dietéticos de la EFSA que deja bien claro que no solo no existe ninguna evidencia científica entre el consumo de triptófano como suplemento y el estado de ánimo, sino que dice que tampoco se ha demostrado la correlación entre el consumo de este aminoácido esencial y la función cognitiva, la inducción del sueño o la reducción de la obesidad.

 

Para saber más:

https://scientiablog.com/2013/10/03/como-saber-si-un-complemento-alimenticio-es-un-fraude-en-5-comodos-pasos/

https://scientiablog.com/la-letra-pequena/  Denuncia de todas aquellas etiquetas, carteles publicitarios, spots televisivos, radiofónicos o similares en los que hay un trasfondo algo sospechoso.

Transhumanismo: ¿la evolución futura?

Símbolo transhumanista.
"Vemos la humanidad como una fase de transición en el desarrollo evolutivo de la inteligencia. Defendemos el uso de la ciencia para acelerar nuestro paso a una condición transhumana o poshumana. No aceptamos los aspectos indeseables de nuestra condición. Cuestionamos los límites naturales y tradicionales de nuestras posibilidades. Preveemos que la vida se extenderá más allá de los confines de la Tierra para habilitar el Cosmos".

Max More (1998), presidente de la empresa de criopreservación Alcor, una actividad no legal en España).

    El transhumanismo (abreviado como H+ o h+) es un movimiento cultural e intelectual internacional que tiene como objetivo final transformar la condición humana mediante el desarrollo y fabricación de tecnologías ampliamente disponibles, que mejoren las capacidades humanas, tanto a nivel físico como psicológico o intelectual. (Fuente: wikipedia)

    Tras 4000 años de mutaciones al azar y de selección natural de esas mutaciones, ¿podemos "evitar a Darwin"? Células madre, edición genética, regeneración y reprogramación celular, son técnicas que según algunos, podrían hacerlo posible. Max More, filósofo y padre del transhumanismo, movimiento que persigue la tecnificación y superlongevidad de la especie humana, escribió en 1998 una manifiesto: "Principios extropianos 3.0",

"Los extropistas buscan el crecimiento y el progreso perpetuos en todos los aspectos de la conducta humana. Somos una especie y una cultura nunca definitivamente terminada o completada. En lugar de ello, buscamos conocimiento continuamente, experimentamos constantemente, continuamos desarrollando técnicas que mejoran nuestras mentes, nuestros cuerpos, nuestra cultura y nuestro medio ambiente. Los extropistas afirman esta creencia y la llevan a su conclusión lógica. 

Deseamos la tecnología y el entendimiento que nos permitan transformar y aumentar continuamente el cuerpo humano hasta que logremos una esperanza de vida radicalmente expandida, una sabiduría sobrehumana y poderes físicos/neurológicos más allá de todo lo que podamos imaginar hoy".


Otras referencias:

-David Pearce, filósofo británico seguidor del transhumanismo, y uno de los fundadores de la World Transhumanist Association.

- Debate Sloterdijk y Habermas sobre el parque humano.

Altered Carbon. Serie de Netflix (2018-2020). Basada en la novela de Richard K. Morgan, del mismo título.

Existe incluso una Iglesia de la vida perpetua en Florida. Se trata del primer templo transhumanista.                                                                             





 

 

 

        
Voces críticas contra el transhumanismo: 

       Luc Ferry, "La revolución transhumanista" Alianza, 2016. 

"Para Ferry resulta necesario regular de inmediato este campo de la investigación. Por las dudas éticas y morales que plantea; por lo que pueda pasar, pongamos, con los experimentos en manos de un tecnófilo rico e irresponsable; o porque pronto la genética puede dividir el mundo en superhumanos e infrahumanos; o alterar la geopolítica con potencias de ciudadanos modificados. “Permitirlo todo”, alerta Ferry, “a riesgo de crear monstruos, seres híbridos hombre/máquina/animal que no tendrían ya nada que ver con la humanidad, provoca un reflejo de terror en casi todos nosotros”.

Guillermo Abril, "¿Vamos a vivir 140 años?", El País, 17/09/2017.

 

    El orden socioeconómico actual es "antropófugo", es decir, "trata de escapar de la condición humana en dos direcciones (por lo demás vinculadas entre sí): la expansión extraterrestre en primer lugar, y la superación del organismo humano (percibido como deficiente en la Era de la Máquina) en segundo lugar. Esta última es la senda del transhumanismo, una poderosa corriente cultural que se plasma en diversas iniciativas tecnocientíficas y empresariales.
    El proyecto ecologista de autocontención se enfrenta al proyecto productivista y antropófugo de extralimitación, de autotrascendencia tecnológica, con ese doble impulso de abandonar la condición humana hacia lo extraterrestre y hacia lo transhumano (...)
     Nuestra cultura tecnolátrica espera grandes novedades (¡y hasta la salvación!) de la robótica, la biología sintética, las nanotecnologías… No espera grandes novedades en el terreno de la convivencia humana.(...)
    No deberíamos esperar soluciones high-tech y sociedades de alta energía, sino más bien –como mejor posibilidad– comunidades con algo de industria ligera, basadas en tecnologías intermedias… Pero bajo la premisa de una gran descomplejización; y la expectativa de un nivel de vida muy modesto en lo material, en comparación con lo que hoy –de forma nada plausible– sigue prometiendo la ideología dominante.

21 nov 2020

Memoria obrera: "El año del descubrimiento"

    En 1992 suceden en España dos eventos fundamentales: los Juegos Olímpicos de Barcelona y la Exposición Universal de Sevilla, vinculada a la celebración del V Centenario del Descubrimiento de América. Diez años después de la subida al poder del PSOE de Felipe González, España aparece ante la comunidad internacional como un país efervescente, moderno y civilizado. Una futura potencia económica mundial. Sin embargo, en Cartagena (Murcia), los disturbios y protestas por el cierre de fábricas y el desmantelamiento industrial adquieren una violencia creciente hasta acabar con el incendio del parlamento regional con cócteles molotov. (Fuente: filmaffinity). El siguiente documental, de 2020, refleja el traumático proceso de reconversión industrial que definió el modelo económico de la España actual. 

 

Entrevista con su director:

17 nov 2020

La Homeopatía, ¿una pseudociencia?


¿Es la homeopatía una pseudociencia, una creencia que es presentada falsamente como ciencia? 

La homeopatía fue creada en 1796 por Samuel Hahnemann, basada en su doctrina de «lo similar cura lo similar», que sostiene que una sustancia que causa los síntomas de una enfermedad en personas sanas curará lo similar en personas enfermas. 

Para saber si se trata de una pseudociencia, intentemos responder a las siguientes cuestiones. Para ello utilizaremos la información que proporciona wikipedia:

¿Utiliza conceptos y magnitudes bien definidas para describir y analizar los fenómenos? ¿Postula entidades o procesos inaccesibles al control experimental?

 Hahnemann creía que las causas subyacentes de las enfermedades eran fenómenos que llamó miasmas y que los remedios homeopáticos actuaban sobre ellos. La ley de susceptibilidad de Hahnemann implicaba que una mentalidad negativa podía atraer hipotéticas entidades morbosas llamadas "miasmas" para invadir el cuerpo y producir los síntomas de las enfermedades. Hahnemann rechazó la noción de que una enfermedad es una entidad independiente o invasora, e insistió en que siempre era parte del "organismo completo". Acuñó la expresión "medicina alopática", que fue usada peyorativamente para referirse a la medicina occidental tradicional. La teoría miasmática está hoy obsoleta, sustituida por la teoría microbiana de la enfermedad.

Por otro lado, las diluciones extremas usadas en las preparaciones homeopáticas a menudo no dejan nada de la sustancia original en el producto final. El mecanismo moderno propuesto por los homeópatas, "la memoria del agua", es considerada errónea debido a que el orden de corto alcance del agua solo persiste por alrededor de 1 picosegundo (1 × 10–12 s). El fundamento propuesto para estas diluciones extremas, que el agua tiene «memoria» o la «vibración» del ingrediente diluido, es contrario a las leyes de la química y la física, tales como la ley de acción de masas.

¿Se apoya en pruebas empíricas contrastadas?

"Estudios a gran escala han demostrado que los productos homeopáticos no son más efectivos que los placebos, lo que indica que cualquier sensación positiva posterior al tratamiento solo se debe al efecto placebo y la recuperación normal de la enfermedad". La calidad metodológica de la investigación primaria es generalmente baja, con problemas como fallos en el diseño de estudio e informe, pequeños tamaños de la muestra y sesgo de selección. Desde que se ha publicado ensayos de mayor calidad, la evidencia de la eficacia de las preparaciones homeopáticas ha mermado: las pruebas de mayor calidad indican que los remedios homeopáticos en sí no ejercen ningún efecto intrínseco.

- ¿Hay una comunidad científica detrás o es obra de un individuo que otros reproducen acríticamente? 

Desde sus comienzos, la homeopatía fue criticada por la comunidad científica.​ James Young Simpson dijo en 1853 sobre ellas: "Ningún veneno, sin importar si es fuerte o poderoso, en su mil millonésima o quintillonésima podría afectar en ningún grado al hombre o dañar a una mosca".​ 

-¿Cuestiona el argumento de autoridad o se sostiene en el carisma o personalidad de un investigador? El Organon del arte de curar (1810), un completo resumen de su nuevo sistema médico (cuya sexta edición, escrita en 1842, fue publicada póstumamente en 1921), aún es usada por los homeópatas actuales. No obstante, "existe cierta diversidad en el enfoque terapéutico entre los homeópatas. Los "homeópatas clásicos" generalmente recurren a exámenes detallados sobre la historia del paciente y a dosis cambiantes de un único remedio mientras el paciente es observado por mejoras en sus síntomas. Por otro lado, los "homeópatas clínicos" utilizan combinaciones de remedios para recetar distintos síntomas de una enfermedad". Tampoco todos los homeópatas defienden las disoluciones altas en extremo, aunque tampoco no se ha podido demostrar que tengan otro efecto distinto al placebo.

- ¿Es compatible con otros campos de la investigación científica? 

"La homeopatía no es un sistema de tratamiento verosímil, ya que sus dogmas sobre cómo actúan los medicamentos, la enfermedad, el cuerpo humano, los líquidos y las soluciones han sido refutados por gran número de descubrimientos desde los ámbitos de la biología, psicología, física y química realizados en los dos siglos posteriores a su invención".

- ¿Ofrece una perspectiva novedosa? ¿O se basa en un inamovible “saber milenario”? Los homeópatas afirman que Hipócrates pudo haber originado la homeopatía alrededor del año 400 a. C. cuando prescribió una pequeña dosis de raíz de mandrágora para tratar la manía, sabiendo que la produce en dosis mucho más grandes.​ En el siglo XVI, el pionero de la farmacología Paracelso declaró que pequeñas dosis de "lo que enferma al hombre también lo cura".

 -¿Suscita problemas de investigación nuevos e interesantes?

Desde la homeopatía, se ha invocado en la actualidad a conceptos abstractos de la física teórica para sugerir explicaciones de cómo o por qué los remedios podrían funcionar, incluido el entrelazamiento cuántico,​ la no-localización cuántica, la teoría de la relatividad y la teoría del caos. Sin embargo, "las explicaciones son propuestas por legos en el ámbito y a menudo incluyen especulaciones con usos conceptuales incorrectos, además de no estar apoyadas realmente por la experimentación".

- ¿Analiza los datos o argumentos no favorables? ¿Inventa o aplica procedimientos objetivos de control? ¿Es vulnerable a la crítica y a la experiencia? ¿Busca contraejemplos? ¿Cuestiona sus logros?
Defensores contemporáneos de la homeopatía han propuesto el concepto de la «memoria del agua», según el cual el agua «recuerda» las sustancias mezcladas en ella y transmite los efectos de dichas sustancias al consumirse. Este concepto es inconsistente con el actual entendimiento de la materia.

- Y, por último, ¿por qué, a pesar de las evidencias, siguen siendo creencias extendidas en parte de la población? ¿Qué refleja su permanencia sobre el estado actual de nuestra cultura?

La homeopatía logró su mayor popularidad en el siglo XIX. Debido a que la práctica médica de la época se basaba en inefectivos y a menudo peligrosos tratamientos, como la sangría o la purgación, los pacientes de los homeópatas a menudo tenían mejores resultados que aquellos de los médicos en ese tiempo. Los remedios homeopáticos, aunque inefectivos, causaría casi seguramente ningún daño. No obstante, la crítica de la comunidad científica fue creciente, y la última escuela estadounidense dedicada exclusivamente a la enseñanza de la homeopatía cerró en 1920. Sin embargo, en la segunda mitad de los años 1970, coincidiendo con la aparición del movimiento New Age, la homeopatía resurgió y las ventas de algunas compañías homeopáticas se incrementaron diez veces.

Algunos autores, como Bruce Hood, han argumentado que el incremento reciente en su popularidad puede deberse a la consultas comparativamente largas que los homeópatas otorgan a sus pacientes y a una preferencia por productos "naturales", que el público piensa que es la base de los remedios homeopáticos.

Utopía y Verdad.

 


UTOPÍA Y VERDAD: ¿CREEN LOS CIUDADANOS DE UTOPÍA QUE PUEDE BUSCARSE LA VERDAD?

El filósofo Mario Bunge imaginó una distopía en la que se cumpliría el relativismo absoluto en torno a la verdad que abunda en nuestros días:

Imaginemos un país, al que llamaremos Analitheia, cuyos habitantes no creen en la verdad. O sea, los analitheicos no advierten la contradicción consistente en afirmar que es verdad que no hay verdades. No lo advierten o no les importa caer en contradicción, que es la peor de las falsedades. En Analitheia nadie busca verdades, porque se supone que, puesto que no existen, no se las puede encontrar. (…) Por consiguiente, en Analitheia todos lo ignoran todo.

En esa sociedad nadie aprecia el debate racional, porque no se acepta ningún conjunto de premisas que sirvan de punto de partida. Tampoco se conocen reglas de razonamiento para pasar de premisas verdaderas a conclusiones verdader. En Analitheia nadie confía en los demás, porque no hay motivo para creer que haya quienes suministren informaciones verdaderas. Por lo tanto, cuando alguien oye una afirmación que hace otra persona, la desdeña.

Otra consecuencia es que en Analitheia no hay escuelas: nadie cree que pueda aprender, ni siquiera el sutil arte de mentir. Nadie toma decisiones bien fundadas, porque no se conocen reglas prácticas basadas sobre generalidades verdaderas. Todas las decisiones son impulsivas y por lo tanto llevan casi siempre al fracaso. En Analitheia no hay médicos, porque nadie cree en diagnósticos ni en medicamentos. Se desconfía de la medicina por creerse que genera enfermedades en lugar de tratarlas. Por consiguiente, la gente emplea sólo la farmacopea tradicional y los tratamientos basados en encantamientos, interpretaciones de sueños, y hechizos. En Analitheia tampoco hay abogados, porque no se puede aducir elemento de prueba alguno en favor o en contra de ninguna afirmación. Por consiguiente, la gente dirime sus diferencias a puñetazos. Tampoco hay un código moral mínimo, porque nadie conoce verdades morales, tales como “Está mal mentir”, “La crueldad es abominable”, “El altruismo es admirable”, “La lealtad es una virtud”, y “La paz es preferible a la victoria”.

¿Quién, en su sano juicio, querría vivir en Analitheia, donde nadie admite que es posible y deseable alcanzar verdades, aunque sean aproximadas? La vida en Analitheia es dura y precaria, porque en ella no hay ciencia, técnica, derecho, ni moral. Es una sociedad notablemente atrasada. (...) Por consiguiente, en Analitheia, al igual que en los primeros asentamientos coloniales, podría haber cuarteles, cárceles y templos. Pero no habría escuelas, hospitales, ni tribunales. La vida sería, en palabras de Thomas Hobbes, “breve, fea y bestial”. Por algo Analitheia es una distopía, o sea, lo contrario de una utopía.

La moraleja de nuestra fábula es clara. La verdad no es sólo deseable: es de rigor en todos los terrenos. En otras palabras, la búsqueda y utilización de la verdad no debiera limitarse a la ciencia y la técnica. Debiera buscársela y empleársela donde quiera que el conocimiento sea interesante o útil, desde la agricultura hasta la cosmología y desde la sociología hasta la filosofía. Quien no busque verdades no las encontrará, y quien no encuentre ni use verdades a diario llevará una vida primitiva, aburrida e inútil, cuando no perjudicial a otros”.

Para leer el texto completo (Mario Bunge “La Verdad”): http://www.pudh.unam.mx/perseo/que-hariamos-sin-verdades/

13 nov 2020

Inteligencia artificial. Documental para el debate.

"Con la IA se pueden falsificar perfectamente grabaciones de audio y video. Cada vez será más difícil distinguir lo verdadero de lo falso. El mundo laboral será más eficiente, pero muchas profesiones se volverán superfluas. Los algoritmos deciden sobre préstamos, riesgos de aseguradoras y la calificación de los empleados. El problema es que los criterios que utilizan los algoritmos para tomar una decisión son incomprensibles para las personas. Y no hay que olvidar que la IA permite un monitoreo perfecto. En la ciudad china de Rongcheng ya se usa un "Sistema de Crédito Social" basado en IA para calificar el comportamiento de los ciudadanos. ¿Qué decisiones podemos y queremos delegar en los algoritmos? ¿Qué debates sociales deben llevarse a cabo con urgencia?

 


5 nov 2020

"La ciencia, ese mito moderno"

    E. Lizcano señala en su artículo "La ciencia, ese mito moderno" cómo el inicio de la sociología de la ciencia coincide con "las sombras que la II Guerra Mundial proyecta sobre la ciencia". Pero es en los años 60, con historiadores de la ciencia como Thomas Kuhn o pensadores como Feyerabend cuando surge una nueva sensibilidad que muestra cómo lo social penetra en el interior de los conceptos, las racionalizaciones científicas. Antropólogas como Mary Douglas advierten en la actitud ante la ciencia los rasgos característicos de lo sagrado en las sociedades primitivas. El argumento de su "evidente eficacia", señala Lizcano, "sólo es argumento para quien está ya en esa creencia: no hay cultura que no crea en la evidente eficacia de sus prácticas rituales ni en la rotunda realidad de sus metáforas constitutivas". Entre esas metáforas imaginativas de la ciencia, Lizcano recuerda la de "el mundo como máquina", "lo invisible como materia oscura", "el mercado como autorregulación" o "la sociedad como suma de particulares votantes". 

La ciencia, advierte Lizcano, "aunque se presenta como descubrimiento o explicación de realidades naturales que están-ahí-fuera como preexistentes a la indagación sobre ellas, lo que está haciendo es construir esa realidad, inventándosela, fabricándola". Pero, "la impostura definitiva no está, sin embargo, en esa invención científica de la realidad... Esa ilusión a la que llama realidad, esa imposible componenda entre el mundo en que se habla y el mundo del que se habla". La impostura está en que la ciencia convierte esta ficción en fingimiento, como un lenguaje que oculta y niega su mismo carácter lingüístico.

La ciencia, "pese a que puede ser tan apasionante como cualquier otro ciclo mítico, se ha instalado en exclusiva en el centro de nuestro imaginario simbólico". El mito científico de la objetividad niega otras concepciones o construcciones de la realidad, hace de los mitos y las metáforas objeto de desprecio y desdén. Pero, como señala Lizcano, bajo cada concepto "hay latiendo una metáfora". Así, "basta con sustituir la metáfora cosmos/máquina por la de cosmos/organismo para pasar de la mecánica celeste a la ecología".

"¿Cuántos científicos siguen efectivamente el método científico? ¿Existe tal método en otro lugar que no sea en las mentes de los epistemólogos? ¿Qué pasa con las pseudociencias de ayer -desde la acción a distancia hasta la acupuntura- que hoy son tenidas por ciencia? ¿Y con tanta ciencia que ayer era científica y hoy se ha relegado al olvido o se recuerda como mero residuo de supersticiones superadas?".

En otro artículo, "Aula, laboratorio, despacho: los no-lugares del poder/saber global" (2002), Lizcano cuestiona la "legitimación científica del poder de los expertos", que "sólo puede ejercerse sobre un tipo humano muy especial, un tipo humano convencido de que ni su propia experiencia, ni lo que pueden saber sus iguales, vecinos o compañeros, es fuente de saber digna de crédito; un tipo humano convencido de que la lengua que aprendió sin esfuerzo desde pequeño no es el lenguaje correcto ni apropiado; un tipo humano convencido de que para saber y progresar debe abandonar su lugar y encerrarse en ciertos recintos especiales, separados/abstraídos de todo entorno natural y social; un tipo humano convencido de que el conocimiento se parcela en recintos o disciplinas y de que para cada una de ellas solo ciertos expertos -por supuesto, científicos- tienen voz autorizada (y autorizada, por cierto, por la Administración del Estado).

"La Ilustración exportará, junto a su ideal de escolarización universal, la forma de conocimiento propia de la escuela: una lógica tan abstracta como lo es la escuela, también abstraída/extraída de su entorno (muros, rejas, alambradas) y de las formas tradicionales de transmisión del saber (no curricular, ligadas a las prácticas...)."

Crítica al fundamentalismo científico.

 "Si bien acaso toda sociedad necesite para instituirse de una ficción colectiva que le aporte fundamento, cohesión y sentido, y si es cierto que esas funciones sólo se cumplen en la medida en que se olvide el carácter ficticio de esa ficción fundacional y venta tal ilusión -relegada ya al inconsciente- a confundirse con la realidad misma, lo que distingue la ficción tecno-científica de cuantos mitos, religiones e ideologías ha conocido la historia es la potencia de los recursos empleados para imponerse a nivel planetario. (...) El fundamentalismo científico es la aportación del imaginario europeo al panorama actual de los integrismos. Bajo los sucesivos nombres de progreso, desarrollo y modernización, la ideología de la ciencia -y su correlato político, la ideología democrática- ha colonizado y arrasado con una eficacia hasta ahora desconocida las restantes concepciones del mundo y formas de vida".

(...) "Con todo, conviene aclarar que no se ha tratado aquí de emprender ningún alegato contra la ciencia. Al fin y al cabo, es la gran contribución de occidente a la historia de los discursos creadores de realidad. Cada cultura ha contribuido a ello con sus particulares mitologías, ritos y cosmovisiones. Y, en tanto discurso mítico, el discurso científico que las tribus occidentales han ideado en los últimos cuatro siglos no tiene nada que envidiar a los de otras culturas. Nuestra crítica se dirige más bien a la voluntad monopólica y exterminadora de esta religión particular que es la religión científica, a esa voluntad de aniquilamiento de cualesquiera otros conjuntos de creencias, prácticas y saberes a la que hemos llamado el fundamentalismo científico."

E. Lizcano, "El fundamentalismo científico", en Metáforas que nos piensan, Traficantes de sueños, 2014, pp. 279-304.

Los sentidos, el conocimiento y la diversidad cultural.

Un sentido es algo que permite a un ser vivo recibir información del exterior y reaccionar a los cambios del medio, generalmente con automatismos. En este sentido - como señala Pere Estupinyà (El ladrón de cerebros, 2017)- incluso las plantas, sin sistema nervioso, tienen receptores que le permiten distinguir cambios de temperatura, luz, gravedad, humedad, y que pueden llamarse propiamente sensores". Habría así en el mundo animal más sentidos de los cinco clásicos (vista, oído, gusto, tacto y olfato). Así, por ejemplo, en algunos invertebrados marinos, como las estrellas de mar o las almejas, existen unos pequeños órganos, llamados estatocitos, que permiten informar sobre la posición del cuerpo, como una especie de sentido del balance. Algunos peces poseen unos receptores de presión, denominados neuromastos, que situados en su costado, les permiten moverse en bancos de forma sincronizada. O el sentido específico de algunos animales, especialmente las aves, que les permite la recepción de campos magnéticos que les orientan en sus migraciones. 

Otro enfoque interesante es el que la profesora C. Classen plantea desde la historia y la antropología (Worlds of Sense, 1994): "¿qué modos diferentes de conciencia pueden surgir en caso de tomar el olfato o el tacto como modos fundamentales de conocimiento? ¿Cómo se relaciona el orden sensorial de una cultura con su orden social? ¿Hay un orden natural de los sentidos? ¿Cómo se expresa, y se organiza, la experiencia sensorial a través del lenguaje? ¿Qué alternativas puede haber a nuestras formas habituales de sentir el mundo?" (E. Lizcano, Metáforas que nos piensan, 2014).

Antes de la edad moderna, el número de sentidos no estaba claro, ni tampoco su ordenamiento jerárquico (en las culturas orales es probable que el mundo auditivo fuera el dominante). Los sentidos han modelado las culturas tanto como éstas los han conformado según sus particularidades. Así, para los ongee de las Islas Andaman, en el Pacífico Sur, la vida está regida por el olfato. Entre los desana de la Amazonia colombiana es la visión atenta a los colores, especialmente a la sinestesia cromática. Toda la vida cultural, desde el diseño de las casas a los criterios culinarios, se rige por un simbolismo de los colores. Cada ser vivo consiste fundamentalmente en un flujo de energías cromáticas que ha de mantenerse en equilibrio. "El sentido hegemónico actúa como filtro que tamiza toda percepción posible, modula las emociones, ahorma el conocimiento y orienta todas las actividades sociales y culturales, desde las más triviales -como el comer o el vestir- hasta las más sagradas". Si para los ongee el fuego es humo, para los desana es reverberación de colores.

En nuestra moderna cultura occidental, un mundo fundado en la escritura y la lectura en silencio, los modos de pensar -y de vivir y convivir- son radicalmente distintas de los de un mundo basado en la voz. Así, los principios lógicos sin los que parece imposible pensar desde la racionalidad greco-occidental, son meros absurdos para un pensamiento sonoro. En nuestro mundo, basado en la imagen y la escritura, se fomenta - señala Lizcano- "el pensamiento analítico o la linealidad de los razonamientos y de las leyes físicas (expresadas en leyes también lineales), rasgos de ciertos modos de pensar que sólo son posibles mediante el distanciamiento, la fragmentación y la linealidad que impone la escritura".

Para saber más: http://unaantropologaenlaluna.blogspot.com/2016/04/los-sentidos-en-otras-culturas-y-la.html

"Sobre verdad y mentira en sentido extramoral"


 En 1903 se publicó, de forma póstuma, una fragmento que el joven Nietzsche había dictado a su amigo Gersdoff en 1873. Se titulaba "Sobre verdad y mentira en sentido extramoral". En él, Nietzsche denuncia que la fuente original del lenguaje y el conocimiento no está en la lógica, sino en la imaginación, en la capacidad humana de crear metáforas, analogías y modelos:

"¿Qué es entonces la verdad? Una hueste en movimiento de metáforas, metonimias, antropomorfismos, en resumidas cuentas, una suma de relaciones humanas que han sido realizadas, extrapoladas y adornadas poética y retóricamente y que, después de un prolongado uso, un pueblo considera firmes, canónicas y vinculantes; las verdades son ilusiones de las que se ha olvidado que lo son; metáforas que han perdido su troquelado y no son ahora ya consideradas como monedas, sino como metal".
Es también conocido el comienzo de este fragmento, en el que Nietzsche denuncia el orgullo del intelecto humano, "un recurso de los seres más infelices, delicados y efímeros, para conservarlos un minuto en la existencia":

"En algún apartado rincón del universo centelleante, desparramado en innumerables sistemas solares, hubo una vez un astro en el que animales inteligentes inventaron el conocimiento. Fue el minuto más altanero y falaz de la "HIstoria Universal": pero, a fin de cuentas, sólo un minuto. Tras breves respiraciones de la naturaleza el astro se heló y los animales inteligentes hubieron de perecer. (...) Hubo eternidades en las que no existía (el intelecto humano); cuando de nuevo se acabe todo para él no habrá sucedido nada, puesto que para ese intelecto no hay ninguna misión ulterior que conduzca más allá de la vida humana. No es sino humano, y solamente su poseedor y creador lo toma tan patéticamente como si en él girasen los goznes del mundo. Pero, si pudiéramos comunicarnos con la mosca, llegaríamos a saber que también ella navega por el aire poseída de ese mismo pathos, y se siente el centro volante de este mundo". 

En esa búsqueda de la "verdad", Nietzsche se detiene en la conversión de la palabra en concepto, "en tanto que justamente no ha de servir para la experiencia singular y completamente individualizada a la que debe su origen, por ejemplo, como recuerdo, sino que debe encajar al mismo tiempo con innumerables experiencias, por así decirlo,  más o menos similares, jamás idénticas estrictamente hablando; en suma, con casos puramente diferentes"

El impulso hacia la verdad procede, según Nietzsche, del "compromiso que la sociedad establece para existir: ser veraz, es decir, utilizar las metáforas usuales". Se trataría de un movimiento moral, a partir del contraste con el mentiroso, en quien nadie confía.

"En ese instante el hombre pone sus actos como ser racional bajo el dominio de las abstracciones; ya no tolera más el ser atrapado por las impresiones repentinas, por las intuiciones; generaliza en primer lugar todas esas impresiones en conceptos más descoloridos, más fríos, para uncirlos al carro de su vida y de su acción. Todo lo que eleva al hombre por encima del animal depende de esa capacidad de volatilizar las metáforas intuitivas en un esquema; en suma, de la capacidad de disolver una figura en un concepto".

Con la búsqueda y descubrimiento de la "verdad" dentro del recinto de la razón sucede, señala Nietzsche, un hecho curioso: "Si alguien esconde una cosa detrás de un matorral, a continuación la busca en ese mismo sitio y, además, la encuentra, no hay mucho de qué vanagloriarse en esa búsqueda y ese descubrimiento".


La filosofía: "jugar en serio"

 Platón considera la actividad filosófica como "jugar en serio": tomar en serio cuestiones que generalmente ignoramos (o que consi...