9 abr 2018

Más allá de la crisis actual: Josep Fontana



      Necesitamos evitar el error de analizar la situación que estamos viviendo en términos de una mera crisis económica –esto es, como un problema que obedece a una situación temporal, que cambiará, para volver a la normalidad, cuando se superen las circunstancias actuales-, ya que esto conduce a que aceptemos soluciones que se nos plantean como provisionales, pero que se corre el riesgo de que conduzcan a la renuncia de unos derechos sociales que después resultarán irrecuperables. Lo que se está produciendo no es una crisis más, como las que se suceden regularmente en el capitalismo, sino una transformación a largo plazo de las reglas del juego social, que hace ya cuarenta años que dura y que no se ve que haya de acabar, si no hacemos nada para lograrlo (…). (Una reorganización de las relaciones sociales en su conjunto en beneficio del poder empresarial y financiero, eliminando las regulaciones sociales existentes y cualquier tipo de trabas a su dominio sin límite). No es que no haya signos esperanzadores de resistencia. No cabe duda de que las ocupaciones de plazas y las manifestaciones de protesta van a volver a brotar esta primavera, empujadas por la desesperación. (…) Pienso que es urgente, para dar sentido y coherencia a las protestas, que la izquierda –una izquierda real que nazca de más allá de la traición de la socialdemocracia de las terceras vías- elabore nuevas formas de lucha y de mejora, ahora que ya hemos aprendido que la idea de que el progreso era el motor de la historia es un engaño y que los avances para el conjunto de los hombres y las mujeres solo se han conseguido a través de las luchas colectivas. La semana pasada me pidieron en un diario de Barcelona que opinase acerca de cómo sería dentro de cinco años este capitalismo con el que nos ha tocado vivir. Y lo que respondí fue que eso dependía de nosotros: que lo que tengamos dentro de cinco años será lo que habremos merecido.
Josep Fontana, “Más allá de la crisis”, Viento Sur, 2012.
Ver más en: http://vientosur.info/spip.php?article6303
                                              
Cuestiones: 
1. Contextualiza (datos del autor y la obra) y señala la idea central del texto.
2. Analiza su temática. Origen y consecuencias de la actual crisis económica. Neoliberalismo o capitalismo financiero y especulativo. Resistencias y alternativas. Importancia de las luchas colectivas. Crítica a la idea de progreso.
3. Valora críticamente sus argumentos.

Para contextualizar mejor este fragmento, puedes ver la Entrevista en La2 al historiador Josep Fontana, con motivo de la publicación de su libro "El futuro es un país extraño" (Pasado & Presente, 2018).

También en http://www.rtve.es/alacarta/videos/pagina-dos/pagina-2-entrevista-josep-fontana/1742929/
 "La Ilustración une la idea de Estado a la de un contrato social entre unos súbditos y un Gobierno que los dirige. Pero a lo largo de los siglos XIX y XX ocurre que los Estados, para legitimarse, se identifican con las naciones, y eso comporta la invención de historias nacionales ad hoc, una aberración que no ha conducido más que a desastres. Por eso es preciso diferenciar entre la nación, que es un hecho fundamentalmente cultural y de conciencia, y el Estado, que deberíamos volver a basar en la idea del compromiso social".

5 abr 2018

Antropología para principiantes. Claude Lévi-Strauss


Claude Lévi-Strauss (1908-2009) fue un importante antropólogo francés de la segunda mitad del siglo XX. Vivió en Brasil desde 1935 a 1939, y allí llevó a cabo su primer trabajo de campo etnográfico, dirigiendo exploraciones periódicas en el Mato Grosso y la selva tropical amazónica. Ésta fue la experiencia que cimentó su identidad como profesional de la antropología y que reinterpretó en «Tristes trópicos», un viaje novelado de reflexión, sobre sus expediciones etnográficas en Brasil.
En su libro Pensamiento salvaje, Lévi-Strauss explica, en oposición a quienes  consideraban una diferenciación neta entre el modo de pensar de los "primitivos" y el de los "civilizados", que el supuesto "pensamiento primitivo" utiliza las mismas reglas estructurantes que el más moderno de los pensamientos científicos.
Gracias a él, hoy se tiende a rechazar los enfoques etnocentristas en la investigación etnológica humana, a favor de los estudios orientados a comparar las tecnologías de los pueblos antaño considerados "primitivos" en oposición a Occidente.

4 abr 2018

Historia de una escalera. Teatro y Censura en la España de la dictadura.

Historia de una escalera,  obra del dramaturgo Antonio Buero Vallejo, parece representar el fracaso colectivo de la sociedad española tras la Guerra Civil. Frente a los sueños individualistas de Fernando por ascender socialmente se contrapone el fracaso de la apuesta por la lucha colectiva. Los personajes parecen haberse dejado "vencer por la vida", repitiendo de forma cíclica, en varias generaciones, la misma impotencia y frustración. Sólo el amor, torcido al final por otros intereses, parecía ofrecer una salida, especialmente a las mujeres, a esa insatisfacción y resignación. En un espacio interior y cerrado, que parece reflejar el inmovilismo de sus destinos, los personajes se asoman a la vida de los demás vecinos con cierta amargura.

La censura en el teatro de la España franquista.
       Los textos teatrales que se pretendieron representar durante la dictadura franquista debían pasar el filtro de la Junta de Censura de Obras Teatrales, un organismo que funcionó hasta 1978 (incluso durante los tres primeros años de la Transición). En muchas ocasiones la censura supuso "la desaparición de frases, la desvirtuación de diálogos y situaciones dramáticas, e incluso su prohibición total". También sufrieron la censura las obras de los autores del exilio (Max Aub, José Bergamín, León Felipe o Rafael Alberti),y autores extranjeros de signo claramente izquierdista (Bertolt Brecht, Jean Paul Sartre...). Hasta el 4 de marzo de 1978 no se recuperaría la libertad de expresión en los escenarios españoles (tras cuatro décadas de censura). Ese día entró en vigor el Real Decreto 262/1978.
    La censura condicionó la escritura dramática durante la dictadura franquista, llegando incluso a convertirse en el tema central, y de denuncia, de algunas obras teatrales, como sucedió con La mordaza, de Alfonso Sastre, en los años 50, o con Matrimonio de un autor teatral con la Junta de Censura, de Jesús Campos, en los 70.

Testimonio de Adolfo Marsillach. Junta de Censura (composición)

Impresos-modelo para la labor del censor teatral. Hasta 1963 estos impresos apenas variaron, y los apartados de que constaban son:

- “Breve exposición del argumento”
- “Tesis” (en el que debían comentar el supuesto mensaje de la obra en cuestión)
- “Valor puramente literario” y “Valor teatral”
- “Matiz político”
- “Matiz religioso”
- “Juicio general que merece al Censor”. Seguidamente, debían detallar las páginas en las que se realizarían “Tachaduras” y “Correcciones”, además de responder a cuestiones como: “¿Se juzga tolerable o recomendable para menores?”; “¿Qué modificaciones cabría introducir para autorizar, en su caso, la representación, en el supuesto de que la obra acusase deficiencias: de tipo político, social o moral, siempre que su valor literario lo aconseje?”, y “¿En qué lugares de la obra y en qué sentido habrían de introducirse esas modificaciones?”.
- “Otras observaciones del Censor”.
- Fecha y la firma del censor.

Sobre la censura de "Historia de una escalera". 

 Las primeras obras de Antonio Buero Vallejo, que inauguraban la corriente del realismo social en el teatro de posguerra, pasaron prácticamente inadvertidas a las tijeras censoras.

Expediente de censura de "Historia de una escalera" (11/10/1949).  Historia de una escalera fue autorizada para mayores de 16 años, con tres cortes (en las páginas 32 del Acto I, 18 del Acto II y 28 del Acto III) y dos modificaciones (página 18 del Acto II y 28 del Acto III). Los censores fueron: un vocal eclesiástico, Fray Mauricio de Begoña; Gumersindo Montes Agudo, falangista, crítico cinematogŕafico de la revista Juventud y sacerdote; y Emilio Morales de Acevedo (1888-1959), censor y crítico teatral en El Alcázar y Marca.

Historia de una escalera fue considerada como “un bello y sutil sainete para minorías selectas”, y de ella se dijo que era “expositiva sin mantener tesis alguna”; sin “fuerza polémica” en su planteamiento político, y “sin tacha” en lo moral. La obra se autorizó con algunos cortes y modificaciones puntuales (como la frase “Más vale ser un triste obrero que un señorito inútil”, en la que se obligó a sustituir “señorito” por “soñador”), y con algún comentario adverso -se la tildó de “pesimista”-, pues su presentación de aquella escalera de vecindad se alejaba en gran medida del vacuo triunfalismo del régimen. Sin embargo, como es sabido, la obra se estrenó en el Teatro Español (1949), entonces de titularidad estatal. El crítico teatral y censor Emilio Morales de Acevedo calificó su valor literario de “muy estimable” y añadió: “Es prodigio de observación y de verdad que lleva al autor a no querer prescindir de adjetivos vulgares para dar fuerza y color a la obra”. También Gumersindo Montes Agudo encontró cualidades estimables en la pieza: “valentía en el enfoque escénico, sinceridad en el perfil de los personajes, nobleza de tema, pulcritud en el trazado moral, intento de rasgar ciertos patrones escénicos, perfecta ambientación”. De esta forma el texto superó la censura y se estrenó en el Español en 1949.
Buero Vallejo situó los dos primeros actos de su obra en 1919 y 1929, y el tercero en 1949, eludiendo tratar el conflictivo año de 1939, y en consecuencia, la guerra civil, tema
 tabú por excelencia.

Debate sobre la censura: posibilistas contra intransigentes.
      En 1960, Alfonso Sastre y Antonio Buero Vallejo mantuvieron una polémica pública sobre el posibilismo teatral, en la que defendieron distintas opciones teóricas en tomo a la actitud que debían adoptar los creadores ante la censura de la dictadura. Sastre invitaba a los autores a escribir como si la censura no existiera, puesto que la arbitrariedad con que esta actuaba impedía saber de antemano qué obras eran imposibles. En su respuesta, Buero Vallejo matizaba su idea del posibilismo: "Cuando yo critico el imposibilismo y recomiendo la posibilitación, no predico acomodaciones; propugno la necesidad de un teatro difícil y resuelto a expresarse con la mayor holgura, pero que no sólo debe escribirse, sino estrenarse. Un teatro, pues, "en situación", lo más arriesgado posible, pero no temerario". Además, Buero negaba la posibilidad de escribir con absoluta libertad interior en el contexto histórico en el que a ambos les había tocado vivir y evidenciaba la contradicción entre los postulados teóricos de Sastre y la cautela con que había escrito La mordaza, precisamente para evitar que la censura la prohibiera.
        Sastre respondió reconociendo un cierto posibilismo en la escritura de La mordaza, "una obra que intentó ser posible después de tres obras prohibidas", si bien explicaba esta contradicción como momento de una evolución a lo largo de su trayectoria: su radicalización, afirmaría posteriormente, se produjo como respuesta a la violencia que continuamente recibían, él y sus compañeros, por parte del régimen.
       Las posturas teóricas de ambos autores se correspondían con trayectorias profesionales muy distintas: Buero Vallejo no solo estrenó casi la totalidad de sus obras escritas durante la dictadura, sino que sus estrenos generalmente se produjeron en mejores condiciones y obtuvieron mayor éxito de público. E n 1975, otro dramaturgo, Femando Arrabal, también polemizó con BueroVallejo por esta cuestión: "Por cierto que la polémica sobre el posibilismo mantenida entre Alfonso Sastre y Buero Vallejo toma todo su valor en estos momentos en que el primero está encerrado en la cárcel de Carabanchel y el segundo, académico de la Real Academia de Madrid, acepta los premios más famosos de la España de Franco". El duro comentario de Arrabal no hacía sino explicitar la opinión de una parte de la oposición antifi-anquista ante el posibilismo bueriano. El propio Alfonso Sastre, muchos años después, afirmaba: "Yo pienso que la equivocación de Buero Vallejo consistía en que, al ejercer su trabajo desde el punto de vista posibilista, se adaptó al sistema. Y adaptándose al sistema, no contribuyó demasiado a romperlo. [...] Y, por otro lado, la posición mía, más radical, tampoco es un gran triunfo porque ese radicalismo de mis posiciones me llevó a la inoperancia, a que mis obras no se estrenaran. Con lo cual tampoco contribuí grandemente a la libertad".

No obstante, a pesar de la polémica, ese mismo año ambos autores firmarían en el Manifiesto contra la censura que en 1960 presentaron más de 300 escritores, intelectuales y artistas. En este Manifiesto se recogían las siguientes exigencias:

1º. La urgente necesidad de una regulación de la materia con las debidas garantías jurídicas, estableciendo claramente el derecho de recurso.
2º. La necesidad, en cualquier caso, de que los funcionarios encargados de aplicar dicha regulación posean una personalidad pública, ya que el anonimato desde el que vienen ejerciendo sus funciones los censores es motivo de las mayores arbitrariedades.

Tampoco Buero escaparía por completo de la censura, pues se le prohibió Aventura en lo gris y se le retuvo durante once años La doble historia del doctor Valmy, donde afrontaba el nada cauteloso tema de la tortura a presos políticos. 

 Análisis de algunos de los párrafos censurados:

               Acto I:

Fernando.—[...] Y vosotros os metéis en el sindicato porque no tenéis arranque para subir solos. Pero ese camino no es para mí [...].
Pág. 17: Fernando.—[Veremos entonces quién ha llegado más lejos;] si tú con tu sindicato o yo con mis proyectos.
Pág. 23: Paca.—[¿Y quién te mantiene?] ¡Zorra, más que zorra! (Corrección propuesta: “¡Pingo, más que pingo!”).


Acto III
Pág. 28: Fernando.—Sí, como tú. También tú ibas a llegar muy lejos con el sindicato y la solidaridad
[...]
     Urbano.—¡Sí, hasta para vosotros; los cobardes que nos habéis fallado! (Corrección propuesta: “¡Sí, hasta para ti!”. Buero, sin embargo, lo corrigió de forma distinta, pero su corrección fue aprobada).

Fuentes:
Berta Muñoz Cáliz, "Censurado por el franquismo", El Cultural, 30/03/2006.
Berta Muñoz Cáliz, "A vueltas con el posibilismo teatral"

 https://www.rtve.es/television/20200428/imprescindibles-capital-centellas-antonio-buero-vallejo/2012947.shtml

Cuestiones: 
- ¿En qué consistió la postura posibilista y cuál la "intransigente" en el debate sobre la censura en el teatro de la España franquista? ¿Cuál crees que era la postura más acertada? ¿Qué es más importante, "la comunicación con el público" o la "libertad de creación o expresión"? 
- ¿Qué ideas se debaten en los fragmentos censurados de la obra? 

 

Rachel Carson: "Primavera silenciosa"

Bióloga marina y zoóloga de formación, Rachel Carson comenzó a trabajar en 1935 en la Agencia de Pesca de Estados Unidos, encargándose de escribir textos para la radio y la prensa dedicados a promover el conocimiento de la vida marina. Y como se le daba bien escribir, fue frecuentando la publicación de artículos sobre estos temas en revistas, actividad que la llevó a publicar en 1941 su primer libro, Under the sea wind (1941). Diez años después llegó el segundo, The sea around us, que constituyó un gran éxito editorial, manteniéndose 86 semanas en el primer lugar de la lista de los libros más vendidos del New York Times
      Con el éxito literario, en 1952 Carson pudo abandonar su trabajo (era ya redactora jefe del Servicio de Pesca y Vida Silvestre de Estados Unidos) y dedicarse plenamente a la escritura. Gracias a ello, en 1962 llegó la obra por la que siempre será recordada, Silent Spring (Primavera silenciosa). En él, y basándose en estudios propios, junto a otros ajenos de muy diversas disciplinas, se enfrentó a uno de los problemas más graves que produjo la civilización en el siglo XX, problema que continuamos padeciendo: el de la contaminación que sufre la Tierra. 
“Por primera vez en la historia del mundo -escribía en el capítulo 3 de su libro, significativamente titulado ‘Elixires de la muerte'- todo ser humano se halla ahora sometido al contacto con sustancias químicas peligrosas, desde su nacimiento hasta su muerte. Se han encontrado en peces en remotos lagos de montaña, en lombrices enterradas en el suelo, en los huevos de pájaros, y en el propio hombre, ya que estos productos químicos están ahora almacenados en los cuerpos de la vasta mayoría de los seres humanos. Aparecen en la leche materna y probablemente en los tejidos del niño que todavía no ha nacido”. 
Aunque también se ocupaba de otros pesticidas, el centro de sus ataques fue el DDT (dicloro-difenil-tricloroetano), un producto que durante mucho tiempo, desde que el químico suizo Paul Hermann Müller lo sintetizase en 1936 (recibió el Premio Nobel de Medicina de 1948 por ello), se había utilizado con éxito para combatir a los insectos transmisores de enfermedades como el tifus, la malaria o la fiebre amarilla. El que lo que en un tiempo fue bendición pueda terminar convirtiéndose en maldición, no es sino una de las posibles consecuencias del conocimiento (que siempre es incompleto), un hecho que nos indica que es preciso estar alerta. Y este “estar alerta” no incluye sólo las consecuencias negativas que pueden derivarse de un nuevo descubrimiento, sino que implica asimismo a elementos ajenos a la lógica científica, como bien ilustra el caso de Rachel Carson.
dicloro difenil tricloroetano (ddt)
Conocedora la poderosa industria química estadounidense de las conclusiones a las que había llegado, gracias a unos avances del libro publicados en la revista New Yorker, y reconociendo el peligro que sus denuncias representaban para ellos, el lobby agroquímico intentó impedir su publicación presionando a la editorial, al igual que cuestionando los datos que incluía, la interpretación que se hacía de ellos y las credenciales científicas de la autora. Afortunadamente, no lograron su objetivo y Silent Spring se convirtió en un éxito de ventas (se vendieron medio millón de ejemplares), obligando a que se formase un Comité Asesor al Presidente para la utilización de pesticidas, e inspirando un movimiento mundial de preocupación por la conservación de la naturaleza. En 1969 se prohibió el uso del DDT en el control de plagas agrícolas y para 1972 se prohibió su uso al aire libre.

Aun así, y a pesar de que en 1992 un grupo de norteamericanos notables designase Silent Spring como el libro más influyente de los últimos cincuenta años, el empleo de pesticidas no disminuyó, aunque sí el empleo del DDT, actualmente prohibido. Pese a la publicación del libro de Carson, la utilización de pesticidas en la agricultura estadounidense continuó aumentando. En 1988, la Agencia de Protección del Medio Ambiente informaba que las aguas superficiales de 32 estados estaban contaminadas con 74 productos químicos agrícolas diferentes, incluyendo un herbicida, la atrazina, clasificado como cancerígeno potencial. Y es incluso peor: los compatriotas de Carson prohibieron algunos pesticidas en su patria, pero continuaron produciéndolos y exportándolos a otros países.
  Un fragmento de este libro lo encontramos en Andrew Dobson (ed.), Pensamiento verde, Trotta, Madrid, 1999 (Traducción de Óscar Ayala). Se trata de una recopilación de textos elegidos para ilustrar los diversos principios que conforman la política verde. Un pensamiento “verde” y no meramente “conservacionista”, pues trata de las causas de los problemas medioambientales en nuestras sociedades y de los cambios necesarios para enfrentarnos a ellos.  
 
A continuación puedes ver un pequeño vídeo sobre esta pionera del ecologismo norteamericano:

Fuentes: Fragmentos del artículo de José M. Sánchez Ron, El legado de Rachel Carson, El Cultural, 16/12/2016.
También https://culturacientifica.com/2017/12/04/historias-la-malaria-paul-muller-ddt-rachel-carson/
-https://elpais.com/ideas/2021-02-13/la-madre-del-ecologismo-moderno-salvo-a-los-petirrojos-del-ddt.html


 

La filosofía: "jugar en serio"

 Platón considera la actividad filosófica como "jugar en serio": tomar en serio cuestiones que generalmente ignoramos (o que consi...