23 may 2023

Estética de la naturaleza, del arte y las artesanías

 Como ha señalado Estela Ocampo ("El fenómeno estético. Estética de la naturaleza, del arte y las artesanías", en Estética, Trotta, 2003), la estética es una disciplina filosófica que se configura en una época muy tardía, a mediados del siglo XVIII, cuando coincidieron ciertas condiciones: "la autonomía del arte y la definición del artista como creador, la pertinencia de una racionalización del gusto, la constitución de una forma canónica ligada a los criterios clasicistas y un programa racionalista global extendido al conjunto de la filosofía". En 1750, Baumgarten  publica Aesthetica, cuyo propósito es "el abordaje de una síntesis teórica de todas las artes que supere o trascienda cualquier clasificación o taxonomía previa y que se concentre en la naturaleza y la esencia de lo bello y de la belleza como finalidad del perfecto conocimiento de los sentidos". Pero, como afirma Ocampo, la actividad artística "es muy anterior a toda consideración estética de sus resultados". Además, las vanguardias artísticas del arte contemporáneo cuestionan la idea de que todo arte tenga por propósito la producción de formas bellas. O, si miramos al pasado, nuestra cultura occidental ha considerado "arte" a fenómenos que originalmente no han sido concebidos como tal. 

Es a partir del Renacimiento cuando la secularización de la belleza conducirá a la separación del arte (como fuente de belleza y de placer sensorial) de la artesanía (bajo el patrón de la utilidad). Además se revalorizará socialmente la figura del artista y se institucionalizarán las teorías del arte como modelos de construcción de obras de arte (a partir de un canon aritmético y geométrico de la belleza, o del ingenio e imaginación del artista). En el siglo XVIII, el proceso de autonomización de las artes culminará con la emancipación de éstas respecto también de la ciencia. El problema más acuciante será el de explicar la pretensión de objetividad del juicio artístico a la vez que se funda la experiencia estética sobre el sentimiento y el gusto individuales. Para el Romanticismo, lo estético es el punto de encuentro del espíritu y la naturaleza, donde encuentran su unidad perdida. La idea de genio es llevada al paroxismo, llegando a considerar al artista genial como un médium o un profeta. En el siglo XIX, el anuncio de Hegel del fin de la trascendencia como nota distintiva del arte conducirá a emborronar la distinción entre arte y artesanía, como reflejará el movimiento Arts and Crafts, entre mediados y finales del siglo XIX. La artesanía no sólo se equipara, sino que se constituye como modelo a seguir para el arte. El elogio de la actividad artesanal que hacía William Morris se enfocaba en "un proyecto de liberación del trabajo productivo mediante la producción de instrumentos artesanales". 

William Morris (1834-1896).

En el siglo XX, los movimientos de vanguardia, "la extrema libertad de planteamientos, la disolución del arte en la vida y en la técnica, acabaron por convertir a la estética tradicional (y sus preceptos para la práctica del arte) en un esqueleto sin carne". La ampliación de los márgenes de lo estético, su fragmentación, ha hecho que éste se haya adherido a múltiples facetas de la cultura que antes estaban exentas de él. La estética, según Ocampo, quizás esté menos delimitada epistemológicamente en la actualidad, pero presenta "una indudable riqueza y multiplicidad de aproximaciones".


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