16 may 2016

El trabajo en la sociedad posindustrial.

Tras aprobar la dura reforma laboral italiana de junio de 2012, la ministra Elena Fornero declaraba: "El trabajo ya no es un derecho, debe ser ganado, incluso, a través del sacrificio" En torno al mundo de la técnica, de la sociedad posindustrial y sus problemas, podemos comentar el siguiente documental titulado El trabajo (La noche temática, La 2), del que hemos extraído el siguiente fragmento:
Hoy hay 2.500 millones de trabajadores en el mundo, y entre ellos hay diferencias enormes de salario. Aumentan también las diferencias entre el mundo rural y urbano. El crecimiento descontrolado de las ciudades crea trabajos precarios y marginales.
En los países pobres existen muy malas condiciones laborales, lo que provoca, por una parte, el desplazamiento de muchos trabajadores (una emigración legal o ilegal, que ocupan trabajos malpagados en los países ricos); y por otra parte, el desplazamiento de grandes empresas de los países desarrollados hacia los países en vías de desarrollo (empresas que se aprovechan de los salarios ínfimos y la desprotección laboral). Estas grandes empresas subcontratan su producción con pequeñas empresas del Tercer Mundo, a la vez que utilizan mano de obra infantil (más barata y desprotegida, si cabe). Según las leyes internacionales, está prohibido el trabajo a menores de 15 años. Si el trabajo de los menores ha contribuido siempre al mantenimiento de las familias pobres, su inclusión en la economía de mercado ha generado nuevos y graves abusos.
En el otro extremo, Japón ha representado mucho tiempo el modelo capitalista a seguir. La buena preparación de sus trabajadores les convirtió en unos de los más productivos del mundo. Las empresas japonesas ofrecían seguridad a sus empleados a cambio de lealtad (o dependencia). El sistema japonés de trabajo para toda la vida garantizaba una fuerza de trabajo estable, leal (o sometida) y la paz social. Se penalizaba por otras vías la movilidad, el cambio de empresa. Los trabajadores japoneses llegaban a alcanzar hasta 400 horas más de trabajo al año que los trabajadores de otros países industrializados. Pero esto también tenía su contrapartida: el agotamiento o “muerte por fatiga laboral”. Algo que los jóvenes japoneses de hoy no parecen estar dispuestos a aceptar. Además, los actuales gerentes empresariales japoneses ven caro y poco flexible el sistema anterior.
LA CRISIS DEL TRABAJO.      
En la actualidad, hemos pasado de un sistema de producción en el que la materia prima era tangible, a otro en el que la materia prima es la información y circula por internet o los nuevos medios de comunicación.
     En nombre de la rentabilidad y los beneficios, aumenta el número de despidos en distintos sectores (la agricultura, la industria, la administración...), y no se ven todavía nuevas fuentes de empleo que los sustituyan.
     Las máquinas, la automatización de los procesos productivos, continúan sustituyendo al trabajador, especialmente la que carece de especialización o cualificación.
     Otro factor que está acelerando los cambios en el mundo del trabajo es la Globalización. Los medios de transporte y comunicación más eficientes permiten conectar las economías y recursos de distintas partes del mundo; aunque, generalmente, en beneficio de los países ricos sobre los mercados de los países más pobres.
     Aumentan, a su vez, las personas en demanda de trabajo, mientras parecen disminuir las ofertas. Unas personas tienen demasiado trabajo, y caen en la ansiedad y el estrés; mientras otras tienen insuficiente o ninguno (y caen en la exclusión social). Parece haber dos escenarios futuros: la aparición de nuevas fuentes de trabajo, o una sociedad dividida y en conflicto. La prometida sociedad tecnológica del ocio sigue siendo un sueño. Los afortunados de poseer trabajo cada vez disponen de menos vida personal fuera de él.
      En la actualidad, los métodos que inspiraron el taylorismo y el fordismo, en su intento de robotizar al trabajador, están en desuso. Ahora se afirma que sólo producen absentismo laboral y descenso de productividad. Las nuevas tendencias en el mundo laboral consisten en implicar al trabajador en el proceso productivo, en la toma de decisiones. A diferencia de lo que afirmaba Taylor, se pide al trabajador que piense y participe en el proceso de trabajo; pero también se le demanda una formación continua.
     Otros factores crecientes son la frecuencia de la subcontratación, lo que permite a las empresas reducir costes de personal; o la potenciación de los “trabajadores autónomos”, que permite mayor libertad e independencia, aunque también más aislamiento y desprotección. Esa libertad se traduce muchas veces en libertad de trabajar a todas horas y a destajo.
     El trabajo parece convertirse en una de las grandes religiones de la Historia, pues es lo que cada vez más da sentido a nuestras vidas. Aunque es una religión bastante reciente. El trabajo gobierna nuestras vidas: durante gran parte de ella nos preparamos para el trabajo, otra parte trabajamos sin descanso, y sólo en la vejez alcanzamos la “jubilación”. Nos definimos generalmente por nuestro trabajo; e incluso a los niños les preguntamos qué van a ser de mayor (en qué van a trabajar). Los expertos modernos consideran que para el 2010 o 2020 un 5 o un 10 % de la población producirá los bienes que necesitamos. Y entonces, ¿qué harán los demás?

      Algunas soluciones planteadas a la actual crisis del trabajo son las siguientes:
La economía, el mercado, no debe ser la que oriente unilateralmente la vida social (no toda acción social debe estar basada en la lógica del beneficio o de la competitividad). La redistribución del trabajo, mediante la reducción de la jornada laboral o periodos sabáticos obligatorios. El salario mínimo social (todo ciudadano tendría derecho a un salario mínimo). El derecho a la pereza o al trabajo humanizado (para el hombre, no para la mercancía o el beneficio). La sustitución del modelo de producción capitalista, basado en la lógica del crecimiento indefinido y del beneficio. Producimos tal cantidad de bienes, que podríamos permitirnos trabajar menos, y así trabajar todos y en mejores condiciones.

Para ilustrar estas cuestiones os recomendamos ver algunas de las siguientes películas, de las que os ponemos sus trailers.

El Método Grönholm, de Marcelo Piñeyro (2007).

Recursos humanos de Laurent Cantet (1999).
Los lunes al sol , de Fernando León.

El film Arcadia, de Costa Gavras.

Cuestiones:
- ¿Podrías contar qué experiencias has vivido en el mundo laboral, y cuáles observas que son las tendencias actuales del mercado de trabajo?

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