7 feb 2023

Sobre relativismo y teoría del conocimiento. Paul Feyerabend



Para Feyerabend, un objetivista postula  una verdad y una serie de métodos "racionales" para alcanzarla. Unos métodos que el participante debe utilizar para que pueda ser tomado en serio. Por ello, en la retórica de los racionalistas se disfraza su intolerancia con frases como "la unidad de la razón en el hombre" o "la búsqueda conjunta de la verdad". El "intercambio participativo" del relativista, en cambio, está más interesado en la transformación de los distintos puntos de vista que en la búsqueda de la verdad. 

La cooperación también es posible entre gente que tiene intereses o normas dispares, buscando un mínimo común denominador que no encierre ninguna creencia en la objetividad de dichas razones o normas. Esta posición, según Feyerabend, permitiría el intercambio entre culturas diversas, al cuestionar el mito de la verdad objetiva. No se trata, por tanto, de prescindir totalmente de reglas, sino de tener en cuenta el contexto, ampliar el inventario de reglas y proponer un uso distinto de las mismas (que caracteriza mi posición, no su contenido). En la sociedad libre de la que habla Feyerabend, "todas las tradiciones están igualmente justificadas, es decir, no hay un marco de referencia común, excepto el que los que están discutiendo crean con vistas a un fin determinado y concreto; si en ese marco tiene cabida o no la cuestión de la verdad, ésa es precisamente la pregunta".

En "El extraño caso de la astrología", Feyerabend critica una declaración pública de 186 destacados científicos en contra de la astrología aparecida en la revista Humanist en 1975. Feyerabend denuncia "el tono religioso del documento, el analfabetismo de los argumentos y la manera autoritaria en que se exponen". Entre esos argumentos, estos científicos presentan como "refutación definitiva" la concepción mágica del mundo que encierra la astrología. Si por un lado parecen poseer una etnología antediluviana (que supone que la historia consiste en un sencillo progresar desde concepciones "primitivas" a otras que lo son menos), parecen también olvidar que la ciencia estuvo estrechamente vinculada con la magia. Como subraya Feyerabend, "no se trata de defender la astrología tal y como hoy la practican la mayoría de los astrólogos". Las ideas interesantes de la astrología moderna se han convertido en "caricaturas", en "depósito de reglas ingenuas y fáciles para impresionar al ignorante" (en lugar de "penetrar en ámbitos nuevos o aumentar nuestro saber acerca de las influencias extraterrenas"). Pero nuestros científicos, afirma Feyerabend, "no critican el olor a agua estancada que envuelve hoy a los principios fundamentales de la astrología, sino que critican estos mismos principios y para ello convierten su objeto en una caricatura".


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